𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐃𝐨𝐬

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Podía escuchar los pequeños corazones latentes de mis pequeños

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Podía escuchar los pequeños corazones latentes de mis pequeños

- pequeña

- Penny

me levante despacio, me Sentí rara, lo que más me sorprendía era las pequeñas cosas que podía escuchar, los pájaros cantores, las hojas de los árboles moviéndose con el aire, los coches pasando, mis sentidos podían mirar si siquiera ver, cosas tan pequeñas como pájaros  volando, me acerque al espejo que estaba en la pared, lo que más me llamó la atención fue mi cabello rojizo aún era café pero tenía algunos reflejos rojoz, mis ojos eran color amarillos brillantes como los de Penny, mis labios eran rojos, mis párpados tenían un color café dorado y mis peculiares chapetes

- eres hermosa, la inmortalidad te quedo perfecta - se arrimo y entre un pequeño parpadeo pude escuchar los pensamientos de Penny

- puedo escuchar tus pensamientos Penny - volteé a verlo lo tomé de la nuca y lo arrime a mis labios, lo bese apasionadamente, mi alma quería que el demonio que es la tomará

- hazme tuya, quiero ser tuya - le duplique besando sus labios

- pequeña tus ojos - mis ojos habían cambiado ha rojos entre naranja

Lo volví a besar y con mi mano apreté el bulto de su entre pierna de su traje

- follemos duro, hagamos el sexo, quiero tenerte dentro - lami su oreja y cuello, el tenía los ojos cerrados y su respiración se comenzó a agitar, sus ojos tomaron un color similar al mío

Me tomó del cuello con fuerza y me llevó a la cama, me arrancó la ropa interior y su otra mano la bajó a mi entrepierna, gemi

- quitate el traje, quiero tocar tu piel, quiero sentir tu piel desnuda

Hizo desaparecer ese traje

- pequeña seremos dos demonios haciendo el sexo, solo imagina...

-no quiero imaginar nada, muéstrame lo ahora - me tenía del cuello y mi boca están entre abierta y metió su lengua larga en mi boca

Me dejo de tomar del cuello y me comenzó a lamer los pechos, mis sentidos estaban más prendidos que nunca, succiono mis pechos, primero uno y después el otro, mi entre pierna estaba húmeda y su pene estaba erecto

- quiero tener tu pene dentro, quiero que lo metas ya, no aguanto más

- eso no cambió pequeña, sigues siendo desesperada

𝙈𝙚 𝙚𝙣𝙖𝙢𝙤𝙧𝙚 𝙙𝙚 𝙪𝙣 𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙢𝙖𝙡𝙞𝙜𝙣𝙤  ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora