Tony se despertó con un gemido, su cuello se dobló en un ángulo incómodo y una serie de crujidos y estallidos sonaron cuando se acurrucó hacia adentro para aliviar el dolor de espalda. "¿VIERNES?".
"No señor. Es sábado, 5 de mayo." Informó JARVIS. "Son las 5:43 am y ha estado dormido durante aproximadamente dos horas. El amanecer es en cuatro minutos y diez segundos".
"¡JARVIS!" Tony se arrastró hasta una posición sentada, el corazón latía con adrenalina y la mente cantaba de alivio. No lo habían enviado de regreso a la nevada Siberia. No se había desvanecido simplemente de la existencia. No lo había perdido todo ni a sí mismo. "¿Eres tu?".
"Sí, señor. Soy yo". Dijo JARVIS para tranquilizarlo. "¿Puedo pedir el desayuno?" .
"Café." Tony gruñó, frotándose la cara con una mano y notando distraídamente las arrugas entrecruzadas en su mejilla.
"Encenderé la máquina, señor. ¿Y para usted, señor Loki?".
"Gracias JARVIS, estoy bien y no necesito refrescos". La voz con acento, mezclada con diversión, vino directamente al lado de Tony. "Creo que me babeaste".
Tony parpadeó adormilado y miró a los traviesos ojos verdes. "No babeo". Declaró enfáticamente.
Loki simplemente hizo un gesto hacia la mancha húmeda y el cuero arrugado en su muslo.
"Bien." Tony luchó por una respuesta ingeniosa. "Considérelo una venganza por su lamida no deseada".
Loki se rió entre dientes.
Tony entrecerró los ojos ante el desvanecimiento de la noche y el comienzo del día que entraba por las ventanas. "El sol está saliendo".
Se sumieron en un cómodo silencio mientras observaban la interacción de la luz y la oscuridad entrelazando el horizonte de Nueva York. Anoche, Tony y Loki habían intercambiado detalles profundamente personales sin dudarlo y aceptaron lo que el otro dijo con plena confianza. Dos expertos conocidos en manipulación y desvío habían optado voluntariamente por dejar de lado sus habilidades por unas horas de autenticidad que resultó en una especie de entendimiento entre ellos sin decir nunca explícitamente lo que se entendía.
"Señor, el Sr. Odinson está de camino al ático". JARVIS casi se disculpó por su interrupción.
Tony se tensó. "Déjame hablar".
"Como si tuviera una opción." Loki presentó el extraño bozal, dándole la vuelta en sus manos. El metal oscuro contrastaba inquietantemente contra la piel pálida.
"Tu pronto." Fue una promesa. Titubeante, Tony se agachó y aceptó el dispositivo de las manos extendidas de Loki. No estaría bien ignorar descaradamente las prácticas asgardianas, especialmente considerando lo que Loki había dicho y Tony había planeado. Con manos reticentes, Tony alineó el hocico contra los ángulos agudos de la mandíbula de Loki, suavizados por la brumosa luz del sol que se filtraba a través de la oscuridad. "Cuídate, Loki".
"Tú también, Tony." Loki murmuró, un roce de labios fríos contra dedos callosos.
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