Capítulo IV

27 2 8
                                    



IV



No tenía la más mínima idea de qué podía ser esa cosa, parecía un perro pero de un tamaño considerablemente grande, en algunas partes del cuerpo tenía pelo y en otras no, el hocico siempre abierto dejaba ver las múltiples hileras de colmillos que poseía, sus ojos... sus malditos ojos, no los pude contar porque estaba preocupado salvando mi vida pero definitivamente tenía más de seis y su olor, era una extraña combinación de carne podrida con tierra mojada, gruñía y me atacaba pero no hacía otro sonido y hubiera pensado un poco más en eso pero ahora no era importante.

No sabía cuánto tiempo había pasado, ni siquiera si era un sueño o alguna alucinación muy vívida, lo único que me importaba es que eso no me atrapara.

Llevaba un buen rato corriendo por toda la cafetería mientras esa cosa me saltaba encima y me soltaba mordidas sin llegar a conectar ninguna, yo no era un atleta y mi condición física no era la mejor, pero por lo menos me estaba defendiendo bastante bien, había logrado lanzarle algunas sillas y saltar sobre las mesas para no dejarme atrapar.

La criatura se lanzó sobre mí una vez más, rodé en el suelo quedando debajo de una mesa y cuando el monstruo trató de meterse por debajo para atacarme logré darle una patada en toda la cara, eso lo hizo retroceder un poco y tuve que aprovechar esa oportunidad para salir debajo de la mesa y correr al área de la cocina de la cafetería, cerré la puerta con seguro detrás de mí pero creo que no lo hice bien pues esa cosa obviamente me siguió y comenzó a embestir la puerta haciendo que esta se tambaleara con cada golpe, tenía el corazón latiéndome en la garganta y solo pensaba en encontrar una salida, fui directo a la puerta de emergencia pero al igual que las puertas y las ventanas de la cafetería, estaba trabada, juro que en ese instante quise llorar de la desesperación pero me contuve y me giré a ver por donde había entrado, la puerta estaba a punto de caer y no se me ocurrió mejor solución que buscar algún sitio donde esconderme, tenía que ganar algo de tiempo para saber qué hacer.

Mis opciones eran muy limitadas, solo había una especie de alacena enorme, pero estaba seguro que estaría llena de comida y estantes, eso no me dejaría ningún espacio, ¿El horno? No, soy demasiado alto para entrar ahí. Miré la puerta de nuevo, cada que esta retumbaba con un golpe mi cuerpo daba un ligero brinco en su lugar, estaba asustado mierda, pero al mismo tiempo pensaba que esto no era real y en cualquier momento iba a despertar.

Exasperado miré el techo de la cocina y la esperanza regresó a mi cuerpo, vi lo que parecía un ducto de ventilación, no era muy ancho pero estaba seguro que cabría, me trepé a una de las mesas de trabajo que estaba bajo el ducto mientras rezaba internamente porque esa cosa no tuviera tornillos o algo así si no estaría soberanamente jodido, ya comenzaba a creer que buscar refugio en la cocina no había sido tan buena idea.

Era alto así que no tuve muchos problemas en alcanzar la tapa de la ventila, tiré de ella con fuerza y cedió, quería gritar de felicidad pero lo haría más tarde, cuando estuviera libre de esa cosa; después de otros cuantos tirones la tapa salió y la lancé a un lado, di un brinco sosteniéndome con fuerza y justo cuando mis manos se aferraron a la orilla escuché la puerta caer, contrario a desconcentrarme fue lo que me impulsó a poner todas mis fuerzas en meter mi cuerpo dentro del ducto pero algo salió mal, el monstruo fue más rápido y alcanzó a tomar mi pierda izquierda, apretando entre sus colmillos, sentí un dolor horrible y fui muy consciente de como la sangre comenzaba a brotar de la herida, grité de dolor pero no me animé a mirar hacia abajo, seguí tratando de meterme al ducto y cuando creí que lo había conseguido la cosa hizo peso, mis manos se resbalaron por el liso metal del ducto, no tenía a donde aferrarme y al final los dos terminamos cayendo, la mesa a la que me había trepado ahora estaba doblada en una forma extraña y yo sobre ella, el perro mutante estaba muy cerca de mí en el suelo, sacudiendo la cabeza para tratar de desatontarse por el golpe, con la poca fuerza que me quedaba logré bajar pero no mantenerme en pie, la pierna no me respondía y solo terminé en el suelo golpeando mi cabeza, todo el cuerpo me dolía, me sentía sumamente mareado pero necesitaba salir de ahí, comencé a arrastrarme impulsándome con los brazos, había sangre y no quise creer que fuera mía.

Lindo Gatitoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن