Fui la sombra, yo quería ser la claridad nítida.
Llegué en demasía a deshora, aunque no tuvo que ver con el tiempo.
Tú la querías y no hubo espacio para alguien distinto, ni lo habrá, porque su lugar es especial.
No hizo más que ser y su existencia era a tu vida lo que una melodía es al silencio.
El final llega en un solo suspiro, pero ella era uno de esos infinitos.
No podría aceptarte cómo uno cuando estabas repartido, y el amor incompleto es lo más indigno.
Me darías el corazón, pero extendiste la mano y estaba vacía.
Las sonrisas, los abrazos, las noches, los días, no podrían ser míos cuando ni eran tuyos.
De tu universo fue la más brillante estrella y ni en otra vida podría llegar a ser ella.