Te amo, no sé de donde, quizá de un sueño o en un vago pensamiento.
Te amo, no sé desde cuando, posiblemente desde siempre.
Te amo, no sé cuanto, quizá inmensamente.
Te amo, no sé por qué, es que eres precioso del mundo, la semejanza del Eterno.
Te amo, no sé cómo, casi igual que mis pulmones al oxígeno, que cada segundo lo exhalan sin resignación.
Te amo, sin apuro ni conciencia, simplemente sé que te amo.
Te amo, sin entender, excepcionalmente, sin razón, sin condición.
Te amo por que sí, y cariño, este amor no tiene orgullo.
Te amo, sí, aun te amo después de esperar una vida, y aún te amaré después.
