Cap 15: El no me importa.

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- En realidad tengo más hermanos -habló el elfo- mi verdadero padre se enamoro de una sirena y dejo a la reina cuando yo era un bebé, años después el antiguo héroe de Ezra se casó con mi madre pero no quisieron tener más hijos, decidieron adoptar a Eri cuando sus padres murieron en la gran batalla contra el nigromante, ella y yo crecimos juntos así que es la única a quien considero una hermana -agregó el joven su mirada perdida en los pasillos, caminaban en ese momento hacia el banquete.

Izuku había decidido tocar el tema de su familia lo consideraba apropiado ya que el emperador le había hablado de su padre, de manera rápida pero de todas formas lo había hecho.

- ¿Y eres el único que tiene un cabello tan... peculiar? -preguntó el dragón mostrando rastros de burla en sus ojos algo ya muy típico de él, Izuku hizo un ligero puchero tocando su rizado cabello.

- Tengo el mismo color de mi madre, y aunque parezca algodón en mi hogar es bastante normal, se que los draconianos solo nacen con el cabello rubio, rojo o negro -Bakugo asintió confirmando el comentario mientras el elfo pasaba su brazo cruzándolo con éste- además mi estatura está dentro del primero -el rubio alzó una ceja casi con incredulidad.

-¿Acaso todos los ciudadanos de Moira son unos enanos? -interrogó, ante esto Izuku soltó el agarre que mantenía en la mano de Katsuki y cuando estuvo libre se cruzó de brazos dirigiéndole una mirada molesta al gobernante.

- ¿Sabes algo? Tal vez tú eres muy alto -afirmó por unos momentos hubo silencio en los que el rubio se dedicó a mirar al elfo de arriba abajo casi analizándolo con la mirada.

- No, mi estatura es perfectamente normal -habló al fin- no es mi culpa que seas exageradamente bajo -agregó.

-¿Exageradamente bajo? Seré bajo, pero no es algo exagerado -se quejó el joven completamente indignado.

- Deberían hacer las pases con el Reino de los enanos ya que los elfos y ellos tienen algo en común -continuó el dragón ignorando al peliverde quien miró con sorpresa y enojo a Katsuki.

-Asi pues... yo creia que los gigantes estaban estintos -remató el menor.

-Como sea -murmuró el gobernante terminando con la pequeña discusión, Izuku solo sonrió mostrando profunda diversión en sus ojos, era sin lugar a dudas relajante tener aquellas peleas falsas con Katsuki.

Detuvo sus pasos logrando que el emperador detuviera los suyos se dio media vuelta quedando frente al rubio y sosteniéndose de los hombros de éste acercó su rostro terminando la distancia al juntar sus labios en un beso corto sin lugar a dudas ya le gustaba hacer eso.

Se separó pero mantuvo una distancia aún cercana con el rey continuó apoyando sus manos en los hombros de Katsuki.

Por unos momentos, el emperador miró al elfo a los ojos para después enfocar su mirada al suelo donde se encontraban los pies del menor y así, rastros de burla comenzaron a notarse nuevamente en su semblante.

- ¿Qué? -preguntó Izuku al notar el cambio en el rostro del gobernante, dirigió su mirada hacia abajo solo para encontrarse con el motivo obvio de la situación en ese momento se encontraba de puntillas.

- Eso lo comprueba, no eres un elfo eres enano -susurró Katsuki a lo que Izuku alzó la mirada molesto.

- Te equivocas eso comprueba que tú eres un gigante -afirmó mostrando un muy ligero y casi imperceptible sonrojo en sus mejillas, no podía negarlo a su punto de vista estar de puntillas en medio de un beso era un detalle... muy femenino.

Frunció el ceño haciendo luego lo que pareció ser casi un puchero algo poco común en él.

Aquello era injusto ¿por qué no podía ser un poco más alto? No pedía mucho tan solo un poco más de altura y es que no podía negarlo, al lado del gobernante sí se sentía como un enano aunque claro, no iba a decir aquello en voz alta eso sería lo mismo que darle la razón al rubio y no pensaba hacer eso.

Seduciendo al dragónWhere stories live. Discover now