Cap 20: Ser emperador es una maldición.

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Su completa atención estaba centrada en el objeto que estaba frente a ella. En su mente, planeaba una estrategia que fuera útil y que pudiera llevarlo a la victoria. Era bastante difícil descifrar la lógica de aquello, pero confiaba en que podría ganar si se lo proponía.

Por unos cuantos segundos, alzó la mirada, encontrando frente a ella y al otro lado de la mesa, a Izuku. El joven esperaba su jugada pacientemente.

De manera lenta, muy lenta, buscó la pieza escogida con su mano, esa pieza que formaba parte importante de su estrategia.

Pero tan pronto la tocó, pudo notar que una sonrisa triunfal comenzaba a notarse en los labios del elfo.

De inmediato se retractó de su jugada. Alejó su mano y se concentró en el tablero.

Tenía que existir alguna estrategia que le ayudara.

- Estás acorralada princesa -escuchó la voz femenina, sus ojos se enfocaron en la joven pelinegra.

- Gracias por tu apoyo -murmuró con sarcasmo, a lo que Jiro solamente rió por lo bajo.

Segundos pasaron, en los que la hija del emperador puso toda su atención en el juego.

Pero poco después un suspiro de resignación escapó de su boca.

-No importa la pieza que escoja, igual voy a perder- afirmó. Tomó entonces la pieza que pensaba utilizar desde el principio y la movió al espacio que estaba adelante. -Tu turno- susurró luego.

Inmediatamente, Izuku tomó una de sus piezas y la utilizó para capturar la de Mahoro.

-Me rindo- murmuró la princesa, alzando ambas manos en un gesto exagerado. -No puedo con esto. No lo entiendo- profirió.

-Pero vas bien, Mahoro- afirmó Jiro.

- Izuku ya sacó casi todas sus piezas del tablero... yo solo he sacado cuatro- se quejó, mientras se cruzaba de brazos.

-Lo haces bien, princesa. Es apenas tu segundo juego. Yo he jugado al Senet (1) durante toda mi vida- habló el elfo, el juego era quizás el más popular de su tierra. Desde niño había jugado al Senet, ya fuera con sus maestros o con su madre. De hecho, también lo hizo en más de una ocasión con su padre.

Era bastante reconfortante tener a alguien con quien jugarlo allí. Aunque Mahoro insistía en que no entendía bien las reglas; solo requería práctica.

-Deberías decirle a mi padre. Él es bastante bueno en este tipo de juegos- profirió la chica.

-No creo que tenga tiempo- murmuró el principe. No mentía, desde que comenzó a recuperarse, cuatro días atrás, veía cada vez menos al emperador. De hecho, eran pocas las veces en las que tenía la oportunidad de siquiera hablar.con Bakugo.

Claro, entendía que el rubio tenía deberes con los que debía cumplir, y con los cuales se había retrasado por estar cuidando de él. Pero de todas maneras, esto no evitaba que se sintiera solo. O quizás se estaba convirtiendo en una persona consentida. Era una posibilidad, aunque no era una que le agradara en lo absoluto.

Pero no podía negar, que le gustaba bastante tener toda la atención de katsuki.

Tal vez de verdad se estaba convirtiendo en un adolescente mimado.

-Ha estado ocupado estos días porque ha tenido que ponerse al día con sus deberes- afirmó Mahoro.

-Entiendo eso... pero no lo sé. A veces siento que me está ignorando a propósito- susurró el elfo. Quizás solo estaba malinterpretando el asunto. Después de todo, el dragón no tenía razón para ignorarlo.

Seduciendo al dragónWhere stories live. Discover now