25

15 4 15
                                    


Konan

Estamos llegando cerca al centro comercial. Joy, la mamá de Noah, me dijo que podía acompañarla, pero nada de cargar bolsas.

¡AGH! Odio que me traten como si fuese un cristal al borde del colapso, aunque lo esté... no puedo quebrarme con tan solo cargar un par de bolsas.

Entramos al supermercado y pasamos por el pasillo de las cremas de maní y nutellas.

Noah me dio dinero antes de irse para comprar la crema de maní.

―Este ―hablo dudosa.

―¿Si?

―¿Puedo? ―tartamudeo, me doy una abofeteada mentalmente―. ¿Tomar una crema de maní? Teno dinero, así que puedo pagarlo. ―busco entre mis bolsillos y aparecen dos dólares, justo los que me dio Noah.

Joy empieza a reír.

―Claro que puedes tomarla, no necesitas pedir permiso.

―Perdón.

Ella aprieta sus ojos.

―Shshshsh ―imita el sonido de las abejas―. No señora, no tienes porque pedir perdón. Y guarda eso ―señala los dos dólares en mi mano―. No los necesitas, yo invito.

―Es un sol.

―Aja, aja... ―sonríe―. Agradéceme respondiéndome una pregunta.

Y aquí es donde usamos el #miedo.

―¿Qué pregunta? ―digo tomando un frasco pequeño de crema de maní.

―Primero que nada ―suspira y me arrebata el frasco de la crema―. Puedes tomar uno grande ―deja el frasco y toma uno grande y luego otro―. ¿Para que uno si puedes comprar dos? Están en oferta, Konan, sé inteligente.

―Perdón, los nervios.

―¿Qué dije?

―Nada de disculpas. ―le sonreí―. Bien. ¿Cuál era la pregunta? ―yo solita me eché a la boca del lobo.

―¿Qué hay entre Noah y tú?

¿Presentía que esa era su pregunta? Correcto.

¿Estaba lista para responder? Incorrecto.

―Ehh ―suspiro pesado―. ¿Nada? Solo los mejores amigos que hemos sido desde hace ―cuento con mis dedos―. ¿Dos años? En fin, no hay nada más.

―Se gustan.

―Si, claro. ―¿qué dije? ―. ¡Digo, no! No, ay, ¿cómo cree? ¿Noah? No, uff, no.

Ella ríe a carcajada.

―¿Es enserio? ¿Me vienes a mentir a mí cuando el papá de Noah y yo éramos mejores amigos? ―ríe de nuevo―. No soy tonta, Konan.

―Yo sé que no. ―me rasco la nuca.

―Se nota a leguas que se gustan, así que no mientas, terroncito.

Siento mis mejillas arder.

―Usted y yo nos vamos a llevar muy bien.

―Ya lo hacemos, nena.

Ambas reímos paseando por todos los pasillos del supermercado.

:::::::::

Holiiiiiiiiiiiiiisss.

Ayer iba a subir nuevo cap pero ya era re noche, así que nada, aquí lo tienen.

Les ama mucho; 

Kalena.

Konan y Noah [COMPLETA]Where stories live. Discover now