S1:E2: Fue lindo conocerte.

59 3 2
                                    


Primera noche durmiendo en casa, aún tardo un poco en asimilar que estoy aquí de nuevo, es algo extraño no despertar y no ver la enorme ciudad de Tokio por mi ventana.

Amaba estar aquí de nuevo, amaba poder escuchar a mis padres reír en la cocina, oír la música de mamá a todo volumen mientras mi padre cocina los famosos hotcakes de avena que odio, pero él adora.

Hoy tenía tantas cosas que hacer, mi mente estaba llena de ideas. Visitar a la abuela, ir por esas donas en la calle broadway que tanto amaba y por supuesto, visitar a Max y Alice.

El frío en chicago en temporadas navideñas era intenso, así que lo primero que hago es tomar la ropa más abrigadora que tengo en el armario. Al tratar de alcanzar mis botas del último estante, veo como cae un trapo viejo y lleno de polvo.

Lo tomo entre mis manos para darme cuenta de que era mi viejo gorro tejido que mi bisabuela mi había obsequiado en mi cumpleaños nueve. Desde entonces, jamás me lo quitaba, incluso en las épocas de verano, solo recuerdo a mamá tratando de esconderlo de mi para evitar usarlo, pero jamás funcionó.

Sacudo el resto del polvo para dirigirme al espejo y colocarlo sobre mi cabeza, es entonces cuando una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro.

—Jamás pude separarte de ese gorro —veo a mi madre a través del espejo.

—Lo extrañaba, en Tokio traté de buscar uno similar, pero jamás pude encontrar uno que me hiciera sentir así de linda —respondo.

—Amo que estés aquí, Maddie —mamá sonríe.

—También yo.

***

Salgo de casa en el pequeño auto color naranja, ya había olvidado lo que se sentía conducirlo. Las calles de chicago era lo que más había extrañado, conocía cada rincón de él así que no me preocupaba en lo absoluto al conducir.

Conduzco hasta la calle broadway para conseguir las rosquillas que hacían que mi boca se hiciera agua, ordeno unas cuantas para después dirigirme al Lincoln park.

Camino entre las calles del parque mientras degustaba esa rica dona, ni siquiera el frío podía hacerme sentir incómoda, realmente extrañaba este lugar. Finalmente llego al puente que dividía el parque, definitivamente nada había cambiado, quizá el lago lo había hecho un poco, ahora había canoas que daban paseos a las personas.

Mi vista logra captar una pareja navegando en su pequeña canoa. Mi corazón palpita cuando puedo imaginar estar en su lugar, que alguien me mirase como el chico miraba a la chica, sentirme amada por alguien.

Es entonces cuando Will Faris llega a mi mente. Ese chico de ojos azules que me hizo pedazos, aún puedo recordar cuántas lágrimas derramé por él, tuvo que pasar mucho tiempo para sanar su partida. Realmente, no desearía volver a verlo.

***

Después de unos minutos en el auto, consigo llegar a West Garfield, quizá era mala idea estar aquí y mamá me castigaría un año si se entera que vine, pero realmente necesitaba visitar a mis viejas amigas.

Estaciono el auto justo frente al enorme edificio, el cual ya estaba más desgastado que la última vez que estive aquí. Bajo del auto para dirigirme dentro. Pedía a Dios que aún vivieran aquí, aunque para ser sincera, la última vez que hablé con ellas aún lo estaban, así que era poco probable que se hayan mudado.

Sorpresivamente el ascensor aún funcionaba, así que presiono unos cuantos botones para dirigirme hasta el séptimo piso. Unos segundos después, las puertas se abren, camino hasta llegar al apartamento número veinticuatro.

Adrift [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora