Prólogo

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No sé qué es más deprimente perderme el partido de la Juventus F.C con mis amigos o verle la cara a Koch, el abogado de la familia para leerme la última voluntad de mi padre, la cual ya tengo clara que soy el único heredero del patrimonio Svendsen por ser su primogénito y único hijo.

Puedo intuir declarando que las empresas, los hoteles y las dos islas, una en la Bahamas y otra en Hawái han quedado a mi nombre. No pudo escoger peor momento para leer ese trozo de papel. En estos momentos pienso en toda la libertad que voy a tener sin los constantes reclamos de mi padre que siente cabeza, o los consejos de mi madre que finalice mi carrera de Administración Financiera para que tome el control de la compañía familiar como si ese fuera mi propósito, y no es así, mi propósito es otro... No vivir bajo las reglas de mi viejo después de muerto.

— Koch, llevas más de media hora revisando esos documentos y mi paciencia se está acabando. No has podido escoger peor momento para leer ese dichoso testamento, lo cual, ya se su contenido que soy el heredero de todo. Me puedo ir.

— Toma asiento Anker y no vayas a explotar por lo que ha dejado tu padre en el testamento.

Esas palabras me han dejado un poco inquieto. Me rasco la nuca pensando en que trabas me pudo poner el viejo para recibir mi herencia. Viejo mañoso, sabía que esto no sería tan fácil con él, no con el gran Klaus Svendsen.

— Habla de una vez por todas, Koch — Dije alzando un poco la voz. Quiero escuchar que jugarreta sucia me ha preparado mi padre.

— Toma asiento y sírvete unos tragos, nos vendrán muy bien con lo que te voy a leer.

— ¿Tan grave es?

— Tal vez para ti lo sea, muchacho.

Hice lo que el abogado me ha pedido sirviendo dos escoceses bien llenos con un poco de hielo tomando asiento en el sillón del despacho que hace poco era de mi padre y ahora ha pasado a ser mío.

— Comencemos — Menciona Koch, sacando del sobre unos papeles tomándolos en las manos. — Yo Klaus Svendsen, con domicilio en Randers, Dinamarca. Por medio de este documento declaro que es mi última voluntad a realizarse, que estoy en plenas facultades, con edad legal, y no actuó bajo presión de nadie y que comprendo completamente la naturaleza y el alcance de todos mis bienes y de esta disposición de los mismos.

Mi vaso ha quedado vacío escuchando todo lo que ha dicho Koch sin llegar a la parte que me compete donde me nombra como el único heredero de todo.

— Podemos avanzar a lo que realmente compete, Koch, donde dices lo que quiero escuchar e irte de mi casa.

— Debo leer todo el documento, Anker, no comas ansias y escucha con suma atención lo que viene a continuación y decides si quieres que vaya veloz como un rayo. — Masculla con una sonrisa cínica que no me agrada — Continuo.

— Continua — Digo con ironía.

Camino de un lado a otro escuchando palabra por palabra de lo que sale de la boca del abogado hasta que me paralizo al escuchar las tres cláusulas que ha dejado mi padre para que pueda acceder a todos sus bienes.

¡Está loco!

Es lo único que se pasa por mis pensamientos en estos momentos. Me niego a creer que mi padre pudo hacerme algo así, conociendo bien al todopoderoso Klaus Svendsen, no lo dudo, no puedo creer es que mi madre se ha prestado para su juego, pensaba que ella estaba de mi lado, cual equivocado. Esos dos me han jodido la vida.

— ¡Están locos! No pienso casarme y menos con una pobre. ¿Acaso mis progenitores estaban mal de la cabeza? Dime Koch que es una broma de mal chiste y que mañana puedo acceder a todo.

— Tus cuentas serán congeladas por el tiempo que dures en cumplir la primera cláusula que es casarte con una chica de bajo recursos demostrable, debes tomar de inmediato las riendas de la empresa como gerente general, tendrás todo mi apoyo y del equipo de trabajo mientras te adaptas a la empresa, y cumples la tercera cláusula de vivencia por un año con la chica.

— Y si no decido cumplir la voluntad de mi padre.

— Todos los bienes serán vendidos y el dinero recaudado será donado a fundaciones dentro y fuera del país.

— ¿En que estaban pensado mis padres al hacerme esto? En definitiva, estaban locos.

— Anker, si quieres tu herencia... empieza tu tarea.

Dicho lo último me ha dejado en el despacho solo con mis pensamientos y un dolor de cabeza que quiere acabar conmigo. La locura se apodera de mi cuerpo tirando cada cosa que encuentro al piso, el vaso que tengo en mis manos se parte en mil pedazos contra la pared esparciéndose los vidrios por todos lados. Jamás pensé que diría esto, pero siento que odio a mi padre como nunca llegue a imaginarlo.

Me saldré con los mía sin cumplir tu voluntad, viejo zorro.

No vas a manejar mi vida.

MR. SVENDSENOnde histórias criam vida. Descubra agora