Parte 22

50 9 0
                                    

Kalinka Krause.

Un error.

Esto fue un error.

Un terrible error que no debió pasar — Me repito una y otra vez al verme desnuda envuelta en las sábanas sin la presencia de Anker a mi lado, algo que agradezco. — No debe pasar de nuevo.

Tomo mi rostro no creyendo lo que he hecho. He traicionado no solo la confianza de Gus sino a él como mi pareja. Como lo voy a mirar a la cara y simular que nada paso con el capullo. Como le explico que le he fallado y que no merezco su amor.

Dejo de lamentarme y tomo mis cosas calzándome mi ropa saliendo de la tienda a buscar mi pesadilla, no encontrando a nadie cerca. Camino un pequeño tramo cuando lo veo sentado en la misma piedra donde perdí la noción de mi vida dejándome llevar al pecado.

— ¿Considero que debemos tomar camino y buscar los demás, Anker?

— Tan solamente fui un error, Kalinka. — Dice con una voz extraña — Solo fui una burla para ti. Otra especie de tus juegos, pelirroja.

— No quiero hablar de eso, Anker — Respondo con frialdad. Quiero olvidarme de este suceso — No debe volver a pasar. Fue un error que no pienso cometer de nuevo.

— Entonces debiste frenarme cuando te lo pedí o cuando te bese en esta piedra y no seguir mi beso ¡Maldita sea! — Grita empuñando sus manos — No debiste decirme que te debía una noche de bodas y que te cumpliera como esposo. No debiste pedirme nada, Kalinka Krause. Nada.

Veo furia en esos ojos azules que han cambiado a otro color.

— Soy un maldito capullo, pero no un juguete tuyo, pelirroja. No cuando estoy... — Se calla pasando por mi lado — Recogeré todo y nos iremos. No te preocupes de que nada de esto volverá a pasar. No pienso ser la burla de nadie.

— Anker...

— No digas nada, ya lo has dicho todo, Kalinka. Soy un hombre de palabra.

Camino de un lado a otro sintiendo mal por lo que ha pasado. Me quedo sin palabras cuando escucho un golpe fuerte en la cueva. Salgo corriendo viendo que las manos de Anker están cubiertas de sangre notando sus ojos rojos esquivando su mirada con la mía informando que estamos listos para seguir nuestro camino.

Quiero hablarle, pero me responden más las rocas que Anker.

Su sangre escurre por sus dedos cayendo algunas gotas en el suelo por más que le digo que se ponga algo no me escucha, solo camina sin decir nada. Caminamos por 20 minutos cuando logramos encontrarnos con una de las parejas que nos informan que nos han estado buscando desde ayer indicándonos el camino a las cabañas.

Al vernos la guía turística se alivia posando sus manos en Anker quien le informa que no es nada, nada más es un pequeño rasguño que él mismo piensa curar al tomar una ducha. El resto de parejas nos mira con interrogación. Ambos pasamos a nuestra cabaña en un completo silencio.

— No piensas hablarme nunca más, Anker. No seas infantil. — Digo esperando que me gruña o me diga algo — Imagino que soy la primera que te ve como un error.

— Ya me confirmaron tu matrícula. Entre un mes entras, así que solamente iremos a Italia y luego a Dinamarca, aparte tengo mucho trabajo por hacer y aquí estoy perdiendo mi tiempo. Tengo unos asuntos que resolver y visitar algunas amigas.

Sentí una punzada en mi corazón con esa frase final.

— Pasaré a bañarme, huelo horrible.

— Idiota.

Lo escucho tararear una canción en italiano o eso creo. Maldigo por no saber lo que dice, de seguro me está diciendo cosas horribles.

Miro mi buzón de mensajes y mi correo esperando una respuesta de Gus, pero no encuentro nada, solo suena el móvil de Anker anunciando un mensaje quedándome sin palabras de quien se trata. Por un momento me negué a leer el mensaje, sin embargo, lo hice llevándome una sorpresa.

MR. SVENDSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora