7. LOS VALIENTES AMAN

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Abrí los ojos al notar que la camioneta frenaba. No sabía cuánto rato llevábamos en la carretera, pero sentía que la tensión muscular, que se había apoderado de mi cuerpo cuando el CDCE se redujo a cenizas, había desaparecido casi al completo.
Observé los alrededores, la autocaravana se había detenido en medio de la nada. Miré, desconcertada, a Daryl.

― Tranquila, supongo que Rick querrá decirnos algo.

Nos bajamos de la camioneta y, como todos los que iban en los vehículos que seguían la autocaravana, nos acercamos a Rick y al resto de personas que viajaban con él.

― He estado pensando mucho en la posibilidad de pasar la noche en Atlanta. Creo que es lo mejor que podemos hacer ahora mismo. En un par de días iremos a Fort Bening, mientras tanto, nos refugiaremos en alguno de los rascacielos y buscaremos provisiones para el viaje.

Empezaba a cansarme que las decisiones las tomasen únicamente Rick y Shane, y casi siempre con malas caras o con una discusión entre ellos de por medio. Era como si la opinión del resto del grupo no importase, como si ellos, por el simple hecho de haber sido sheriffs, tuvieran más derecho sobre el resto. Estaba de acuerdo en que hubiera un líder, pero consideraba que era necesario que hubiera democracia a la hora de tomar ciertas decisiones, sobre todo aquellas que suponían un riesgo para nuestras vidas. Pasar dos días en Atlanta era una de ellas. La situación en la gran ciudad no podía haber cambiado en apenas cuarenta-y-ocho horas, así que, seguramente seguiría infestada de caminantes; además, sobrevivir no iba a ser fácil si teníamos que buscar provisiones paseándonos por diferentes edificios.

Aun así, todos parecían estar de acuerdo con la decisión, los ánimos no estaban como para ponerse a discutir si era una buena idea o no, de modo que preferí no decir nada.
Volvimos a la camioneta. Daryl parecía cansado, por lo tanto, me ofrecí a conducir el resto del viaje, no se opuso, por raro que pareciera. Poco después de haber retomado la marcha, se durmió.


Gracias al silencio, pude sumergirme en mis pensamientos. Aún tenía el sabor agridulce de la victoria, una victoria que se obtenía cada día que se abría los ojos en ese nuevo mundo apocalíptico, vivir. "Estamos vivos", me había susurrado Daryl. Había sido un susurro, aunque en mis oídos sonaba como el mayor de los gritos. Sonreí. Miré unos segundos el rostro relajado de Daryl. Me moría de ganas por saber si recordaba algo de la noche anterior, quería averiguar si sus palabras habían sido completamente sinceras, sin embargo, no me atrevía a preguntarle. No le tenía miedo a él, tenía miedo de mí, de cómo pudiera tomarme la respuesta. Tendría que esperar. La espera desespera, Sara; me recordó mi voz interior, tan oportuna como siempre. Pues te jodes, chica; me respondí mentalmente. Volví a desviar la mirada hacia él. No, si parece un angelito cuando duerme, pero cuando está despierto tiene el humor de mil demonios juntos. Contuve la risa al recordar la cara que había puesto esa misma mañana, al verme abrazada a Glenn.
Relajé mis manos sobre el volante y me concentré en la carretera. Me gustaba conducir, aunque prefería ir en mi moto, acompañada siempre por Daryl, que no me perdía de vista. Me sentía atrapada dentro de un coche, necesitaba que el viento me diera en la cara, necesitaba poder ir la primera en esa caravana de coches y poder ver el horizonte sin que nada entorpeciese mi vista. Si algo bueno tenía el fin del mundo para los motoristas era que no había ni uno de los coches que tanto estorbaban antes, en ese momento podía correr y ver el paisaje sin tener que ir adelantando los demás vehículos más lentos. Y lo bueno de llevar moto en el grupo, es que nos dejaban abrir la marcha a nosotros; éramos más rápidos y eso nos permitía separarnos para otear qué había más adelante, para ver si era seguro, y luego volver atrás para avisar al resto.


Pasaron un par de horas antes de que pudiera ver el contorno de la ciudad dibujándose en el horizonte. Sujeté el volante con la mano izquierda, mientras con la derecha movía ligeramente la pierna de Daryl.

My bow girl  [Daryl Dixon]Where stories live. Discover now