15. LÍMITES

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Observé la bandeja donde Lori estaba colocando un plato lleno de comida para Beth, junto a unos cubiertos y un vaso de agua.

― Yo se lo llevo.― dije, adelantándome a ella.

Cogí la bandeja y me alejé de la cocina, dejando solas a Maggie y Lori.

A lo largo de la semana, Beth había mejorado notablemente. Pocos días después de la llegada del desconocido, salió de su estado catatónico y empezó a hablar de nuevo, aunque estaba bastante deprimida. Me dolía ver a una chica tan joven de esa forma, así que quería intentar animarla un poco.

Mientras andaba hacia la habitación en la que seguía encerrada la joven, repasaba mentalmente el plan de Rick para ese día. Randall ya podía mantenerse en pie, así que era el momento de abandonarlo en algún lugar alejado de la granja. El sheriff y Shane salieron esa misma mañana con el chico, en busca de un sitio seguro donde poder dejarlo a merced de su destino sin poner nuestras vidas en peligro. Después de todo lo que había sucedido no me hacía mucha gracia que ambos se fueran solos por ahí, no confiaba en las intenciones de Shane, quien se mostraba cada vez más distante con todos, y sabía que Lori tenía la misma opinión al respecto.

Golpeé suavemente la puerta y entré.

― Servicio de habitaciones.― sonreí, mientras dejaba la comida sobre la mesita de noche.

Beth se incorporó y me senté ante ella en la cama.

― Hagamos un trato. Si te comes al menos la mitad de la comida, saldremos a dar un paseo. Te irá bien salir de aquí un rato. Además, hoy hace un día estupendo.

No me miró, parecía absorta en sus pensamientos. Suspiré, preparándome para levantarme y salir de la estancia, pero sus palabras me detuvieron.

― Lori está embarazada. Creo que es un error.

Me quedé petrificada, sin saber qué responder.

― ¿Es consciente de lo cruel que es todo ahora y de lo irresponsable que es traer un bebé a este mundo?

Me levanté y cerré la puerta, después volví a sentarme frente a ella. En ese momento se atrevió a mirarme.

― Todos somos conscientes de cómo es el mundo ahora.― respondí suavemente.― El grupo ha sobrevivido a cosas realmente espantosas ahí afuera, nada habría cambiado si hubiera decidido interrumpir su embarazo.

― ¿Eso crees?

Su expresión fría y distante me produjo escalofríos.

― Sí, eso creo. Lori ha sido muy valiente al tomar esa decisión, y el resto nos encargaremos de que ella y el bebé estén a salvo.

― Nadie puede estar a salvo ahora.

― Todos estaremos a salvo mientras nos protejamos los unos a los otros, Beth. Ahora come un poco, más tarde vendré a ver cómo estás.

Besé su frente y salí de la habitación, cerrando la puerta tras de mí.

Me recosté en la puerta y exhalé profundamente. Sabía lo duro y traumático que podía llegar a ser ver a las personas que quieres convertidas en caminantes. No todo el mundo podía recomponerse rápidamente de una situación así, de modo que entendía cómo se sentía la joven. Una cosa era saber que el mundo se había ido al garete y otra muy diferente era verlo con tus propios ojos. Los Greene habían vivido al margen del exterior durante mucho tiempo; se habían refugiado en su granja, que se encontraba apartada de la civilización, y los pocos caminantes que habían visto habían sido seres queridos o conocidos. Era comprensible que en una situación como esa se tergiversaran las cosas. Llegaron a creer que los caminantes tenían cura, por eso decidieron cuidar de ellos. Darse cuenta de que el destino de esos seres era muy diferente al que habían imaginado había sido una auténtica bomba para los miembros de la familia, sobre todo para la más joven, que parecía ser también la más débil emocionalmente hablando.

My bow girl  [Daryl Dixon]Where stories live. Discover now