Capítulo 3

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Días más tarde, Emily intentó hablar de nuevo con Draco, pero este se mantenía reacio a entablar una conversación con ella. Eso era algo que no comprendía, pero al año siguiente comenzó a entenderlo todo.

Se había hecho muy amiga de Neville Longbottom y también iba a veces con Parvati Patil y con Lavander Brown. Había conversado en algunas ocasiones con Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger, pero intentaba que eso no sucediera a menudo. Quizás hablar con esos tres era el motivo por el cual no le hablaba Draco; ya que existía bastante rivalidad entre ellos.

El segundo año de curso había comenzado hacía unos pocos días. Las clases ya habían empezado y, a pesar de llevar todo un año sin hablar con él, Emily no podía evitar observar siempre que podía a Draco Malfoy.

Un día se encontraba cerca de la zona de entrenamiento de quidditch. Le gustaba ese deporte y sobretodo ver entrenar al rubio. Él había conseguido ser el buscador de su casa, algo extraño para la corta edad que tenía. Pero también lo había conseguido Harry Potter para gryffindor; cosa que creaba aún más enemistad entre ellos dos.

Cerca de la zona de entrenamiento existía un pasillo bordeado con un muro que conectaba el castillo; y los huecos que de dicho muro que hacían la función de ventana eran idóneos  para la chica. Todos los días de entrenamiento se colocaba en uno de ellos con un libro en sus manos para disimular.

Ese día, se fijó que tanto el equipo de las serpientes como el de los leones se acercaban cada uno por un lado del campo, ambos con la equipación de quidditch.

Fue cuestión de segundos que comenzaran a discutir por quién se quedaba el campo, todo eso liderado por Draco y Harry.

No conseguía oír bien lo que decían; por lo que, disimuladamente, sacó su varita y realizó un hechizo que le había enseñado Lavander para poder escuchar conversaciones ajenas. Ciertamente, el vicio por enterarse de todos los cotilleos caracterizaba a su amiga.

El rubio estaba presumiendo sobre las escobas de última generación que les había comprado su padre a todo el equipo y un chico más mayor de su equipo lo apoyaba.

Entonces Hermione Granger se metió en la conversación contestándole a Draco de mala manera.

-Nadie ha pedido tu opinión, asquerosa sangre sucia. – le respondió el chico con asco y con una mueca de clara repugnancia y malhumor.

En seguida, Ron intentó lanzarle el hechizo “tragababosas”. Pero sorprendentemente el pelirrojo salió casi volando hacia atrás; ya que la escoba de Draco hacía de escudo reflejante contra hechizos. Seguidamente una babosa cayó de la boca de Ron haciendo que todos soltaran un ruido de grima.

Las risas entre los Slytherins comenzaron inmediatamente y aumentaron cuando Colin Creevey, un chico que siempre iba con su cámara a todas partes, le hizo una foto escupiendo una de esas babosas.

Emily no pudo evitar reírse. Le daba algo de pena Ron, pero la situación le parecía divertida. Y le gustaba ver como todos los jugadores de quidditch de slytherin felicitaban al rubio.

Finalmente, las serpientes se quedaron con el campo cuando la mayor parte de los leones se marcharon para que nadie viera al pelirrojo en ese estado. Entonces algo le volvió a la cabeza: le había dicho sangre sucia a Hermione.

Tras el primer año de curso, se había enterado de que no todos los alumnos tenían padres magos, algunos eran nacidos de muggles. Pero ella tampoco se había molestado en buscar uno a uno todos los que lo fueran.

Pasó unas semanas fijándose en cada detalle entre las casas de Slytherin y Gryffindor. Entre ellas era una continua rivalidad. A demás, había averiguado que varios sangre sucia, como les llamaba Draco, estaban en la casa de los leones mientras que en la casa de las serpientes eran todos de sangre limpia.

-Neville, ¿por qué no hablamos con los slytherins? – le preguntó ella un día que estaban haciendo un trabajo juntos. – Quiero decir, tenemos amigos en Hufflepuff y Ravenclaw; ¿por qué allí no?

-¿Estás loca? – preguntó él exaltado ante el comentario, pero cuando la castaña lo miró con el ceño fruncido, continuó hablando. – Ellos nos odian y nosotros a ellos. Nuestras casas son totalmente incompatibles. Siempre se creen superiores que el resto. Son crueles y mezquinos. Estoy harto de que se metan conmigo.

Ahora tenía todo más sentido. Por eso Draco no había querido hablar con ella en el primer año. Quizás si ahora fuera a cualquier otra casa no la odiaría tanto como lo hacía con el resto de sus compañeros, pero ese maldito sombrero la había tenido que poner aquí.

Ella era una leona y él una serpiente, y debería comenzar a asumirlo lo antes posible.

Unos meses después, se jugó la final de quidditch. Y, como no, tenía que ser entre gryffindor y slytherin.

Emily estaba sentada en la grada de los leones, pero le hubiera gustado estar en la de las serpientes animando al rubio. A pesar de las opiniones del resto, ella no veía a una persona cruel en ese chico rubio. Pero tampoco había compartido con nadie su opinión sobre él.

Cuando el partido comenzó, tanto Draco como Harry estaban buscando la snitch dorada. Pero tras un tiempo sin obtener resultado, el rubio comenzó a dedicarse a insultar al otro buscador. Entonces Emily la vio, la snitch estaba revoloteando por encima de la oreja izquierda de Malfoy.

Al parecer nadie se había dado cuenta todavía. Si pudiera gritar su nombre en ese momento, estaba segura de que él la atraparía y ganaría la casa de las serpientes. Pero no podía hacer eso, bueno, sí que podía, pero no debía hacerlo.

La chica se quedó rezando para que se diera cuenta antes que Harry, pero de un momento a otro el moreno se había percatado y estaba persiguiéndola seguido de muy cerca por el rubio.

Todo el campo estalló en gritos de ánimo cuando ambos comenzaron a seguirla por debajo de las gradas. A penas se podía diferenciar cuál de los dos estaba más cerca de alcanzarla por la gran velocidad que llevaban. Entonces, tras varios intensos minutos, ambos chicos estiraron la mano con intención de atraparla. Solo había unos milímetros de diferencia entre ellos, pero Draco se cayó de la escoba rodando por el campo antes de detenerse y Harry hizo lo mismo segundos más tarde.

El rubio intentaba incorporarse mientras se frotaba la cabeza adolorido. Todo el mundo estaba pendiente de dónde estaba la snitch. Entonces, el castaño abrió la boca y la sacó. Toda la grada estalló en alaridos a excepción de la grada de las serpientes; la cual se marchó rápidamente al igual que el equipo de esta.

Emily bajó ágilmente. La verdad es que Draco lo había hecho también muy bien pero nadie lo estaba felicitando. Además, seguramente se habría hecho bastante daño al caer de la escoba y nadie había ido corriendo a ver como se encontraba a diferencia de con Harry.

La chica se asomó a los vestuarios y observó como el capitán de quidditch de slytherin le echaba la bronca por haber sido tan idiota por no darse cuenta de que tenía la snitch a su lado, al parecer ella no era la única que lo había notado.

Quiero ayudarte | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora