1

16 1 0
                                    

El cumpleaños 16 de la princesa de Berskol e hija mayor de los reyes estaba llegando, en todo el reino se preparaba la gran celebración. Incluso algunas criaturas mágicas habían sido invitadas: el rey de los elfos del norte, Draken, quién siempre había sido bien recibido en el castillo para charlar con Yulith, la reina. Sus temas de conversación eran bastos como el firmamento y tan profundos como las aguas. Yulith era una reina sabia de carácter firme y eso daba a Draken la certeza de que aquellas pláticas a la luz del crepúsculo no tendrían un fin próximo.
El jefe de los centauros junto tres de sus mejores guerreros también se encontraban en la lista. Estos habían participado en diversas batallas junto al gran soberano y salido victoriosos junto a toda su milicia; era bien sabido que los centauros eran un pueblo guerrero, de los primeros habitantes del bosque de Krij, un lugar con grandes asentamientos mágicos a lo largo y ancho de sus hectáreas.
Los duendes que conformaban el consejo de su comarca, eran los más sabios de entre los suyos, incluso habían podido legislar leyes junto a Triug para poder hacer una vida más armoniosa entre humanos, semi-humanos y todo tipo de bestias mágicas y no mágicas. Urgh, era uno de los más conocidos de entre la población de duendes pues tenía la taberna más popular dentro del reino.
Priga, Sumne y Zejhir, las brujas que en tiempos ancestrales había otorgado dones a la realeza, vivían en lo más profundo del bosque y sólo se les podía ver en eventos especiales como el nacimiento de los hijos e hijas reales, en los ascensos al trono y bodas reales. Solo una de ellas, Priga, que era la más joven con 827 años de edad, se le veía más a menudo en el castillo para impartir clases herbolarias a las hijas del rey.
Aunados a estos, también podían divisarse los barcos provenientes de reinos cercanos y no tan cercanos a las tierras de Berskol y aguas de Ihkr.
En tiempos actuales, los diversos reinos podían dividirse en dos: el reino de tierra, Berskol y el reino de agua, Ihkr. Ambos siendo dirigidos  por Triug y Yulith junto a sus dos hijas: Ardlit, siendo la mayor y de quién se celebraría la descomunal fiesta, educada para poder reinar sobre tierra y cielos y Frigir, hija menor comenzada ya en su educación para poder reinar las bastas aguas y dominar a todas las criaturas que en estas habitan.
Estos, eran los únicos reinos, desde hace varios siglos, que estaban gobernados por una sola familia pues los mares de Ihkr durante siglos, no habían podido ser conquistados hasta que el abuelo de Triug siendo bendecido y armado por las brujas y elfos, bajo sólo a lo más profundo para poder enfrentar a las brujas del agua que hasta ese entonces, habían asesinado a todo aquel hombre o criatura que deseara poseer tan bastos mantos acuíferos.
La batalla fue cruda, las sirenas no conocían la piedad ante los invasores. Nortla, siendo ya bastante viejo dio una pelea que duró varios días y las brujas conocidas mejor por los hombres mortales como sirenas, supieron que por fin había llegado la hora de entregar el reino. La valentía, el temple y la determinación de aquel hombre causaron que aquellas mujeres mitad pez soltara sus tridentes. Con una reverencia, aunque muy poco pronunciada, cedieron su bendición sobre él y sobre sus descendientes para que, en el futuro pudiesen gobernar Ihkr sin abandonar su forma humana como la antigua civilización de selkies.

Los reyes y reinas que gobernaban los diferentes reinos se habían sorprendido por tan magnifica hazaña, sorpresa que duraba hasta los tiempos actuales puesto que los gobernantes y vasallos que estaban llegando con días de anticipación para la celebración giraban sus miradas hacia las bajas aguas del puerto.

El puerto principal de Berskol se hallaba el la caverna más grande del bosque de Krij pues quedaba a unos cuantos metros del sendero más cercano que llevaba a los viajeros hacia la entrada de la ciudad. Dicho lugar podía albergar dentro de sí al menos siete embarcaciones reales en donde cada uno tenían una plancha para poder bajar a tierra firme. Dentro del cavernoso espacio se habían colocado por lo menos 50 antorchas para recibir a los invitados nocturnos. En las aguas podía verse a algunos tritones centinelas cuidando de que ninguna otra criatura marina causará daños a las embarcaciones y en tierra, se podía ver a los guardias reales junto a las carrozas que transportarían a humanos y criaturas.

Winter MoonWhere stories live. Discover now