Capítulo 4. Bellas artes

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Después de acordar, ingresamos al salón para comenzar la clase.

—Bien... —se sienta sobre la mesa— para los que no me conozcan, soy Erin —sonríe y me mira— quiero que sepan que cualquier duda que tengan, me la pueden hacer saber.

—Te dije que era muy amable —me susurra Charlotte.

—Bueno, sí, tenías razón —admito.

—¿Alguien me puede dar un breve resumen sobre las bellas artes? —pregunta mientras recorre con mirada a cada miembro del salón.

Al ver que nadie se anima a participar, decido ponerme de pie.

—Las bellas artes son manifestaciones artísticas que están hechas exclusivamente para ser contempladas—ella me mira y asiente—, están divididas en siete disciplinas que se disfrutan por medio de la audición y la vista.

—Vaya... —suspira—. Su compañera sintetizo todo de manera concreta y clara, me gustaría que lo anoten —toma un marcador y comienza a escribir en la pizarra.

[...]

—Por fin ¡la última clase! —se pone de pie de manera energética mientras Briggs recoge sus cosas.

—Te veo después —articula Erin desde lejos sin emitir sonido alguno. Yo asiento y sonrío.

—¿A quién le sonríes? —frunce el ceño y voltea hacia atrás, pero ella ya se había ido— eres rara Francia.

—Si me lo han dicho.

—Me caes bien de todas formas —tuerce la boca— dime Char, si quieres —ofrece.

—Tú también me caes bien, pero dime Francia —rio y ella hace lo mismo— me gusta mi nombre completo.

—Bien Francia —remarca mi nombre.

—¿Qué clase falta? —cambio de tema.

—Química —bufa— anda, levántate —mueve las manos animándome—. Esa clase siempre se toma en el laboratorio, a excepción de que se diga lo contrario.

—Bien... —me pongo de pie y saco mi bata, cuaderno y lapicero— vamos —salimos del aula y comenzamos a seguir a los demás por los extensos pasillos.

—Oye, por cierto ¿Cómo te fue con Erin? —curiosea mientras levanta las cejas.

—Normal... supongo.

—Entonces ¿por qué traes puesto su saco? —indaga y yo suspiro resignada.

—Digamos que accidentalmente me maché con oleo pastel... —evadí su mirada.

—Entonces ¿ella te dio su saco?

—Sí, en resumen —trago con dificultad.

Me siento observada y no es por Charlotte.

—Vaya... más amable de lo que pensé —confiesa—. Y ¿Cómo es su oficina? Yo nunca he entrado ahí —pregunta con suma curiosidad.

—Es linda.

—Muy Briggs entonces —sugiere y ambas reímos mientras entramos al laboratorio y tomamos asiento.

[...]

—Estoy muerta... —tomo mi rostro entre mis manos y me apoyo sobre la mesa.

—Tanto químico me va a freír la cabeza —bromea y se masajea el cuello,

—Faltan quince minutos, tranquilícense —indica Mario.

—Necesito la actitud de Olivia —confiesa Char y todos volteamos hacia la pelinegra; esta atenta a cada palabra del profesor y toma nota rigurosamente.

—Necesito entender como ella lo hace —la veo por última vez y bostezo.

—Bien jóvenes, como veo que ya se aburrieron de mi clase —me reclama con la mirada— se pueden ir, nos vemos la siguiente clase —todos comienzan a recoger sus cosas y salimos del laboratorio.

—Lastima que termino —pronuncia Olivia— ¿Qué? Me gusta la química —responde al ver que todos la observábamos.

—Otra rara... —susurra la rubia.

—Habló la matadita en matemáticas —se burla Mario.

—¡Hey! —lo reprende— era mi secreto.

—Char, no es un secreto. Literalmente media escuela sabe —se ríe.

—Me gusta creer que es un secreto. En fin, nos vemos mañana —se despide y abraza a todos.

—Con cuidado —le devuelvo el abrazo —. Hasta luego —me despido de Olivia y Mario.

Comienzo a caminar rumbo a casa con los auriculares puestos. Después de un rato llego a casa, mis padres no están, así que subo directamente a mi cuarto, me desvisto y me meto a la ducha mientras pongo música de fondo.

Mierda... Erin no sabe dónde vivo.

Recuerdo que nunca le di mi dirección ni mi número telefónico. De todas formas, decido arreglarme y cuando estoy lista tomo mis cosas y salgo de la casa, poniendo llave detrás de mí.

Saco mi teléfono y busco cafeterías que hay por la zona, tal vez pueda estar en alguna de ellas, pero... ¿cuál?

Decido encaminarme hasta la más cercana y cuando voy caminando un coche se orilla bruscamente y se estaciona unos metros delante de mí.

Casi lo teníamos todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora