Capítulo tres

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Ana no podía hacer grandes cosas, aun así se aburría y no quería estar sola, por suerte Angelica no se separaba de su hermana, que a pesar que Renata no podía hacer nada aun así jugaba con ella y nunca se había entretenido tanto con esta niña, mientras que Renata no terminaba de entender muy probablemente desde hoy en adelante esta seria su vida. Ana no conocía lo que era la buena vida, de tener un padre amoroso que en vez de castigo preferirá regalarle caramelos, que en una opción de dañarla prefiriera ser su amigo para siempre, por el momento creía estar viviendo solo un sueño que mas cerca que lejos debería despertar no por que no deseaba dejar esta vida sino porque comprendía que cada dia que pasara aquí seria mas difícil Re acostumbrarse a su verdadera realidad, el mundo se había echo mas amable pero ella mas pequeña, esta sensación de ser pequeña la acompañaba desde hace mucho tiempo, aunque por un tiempo se creyó un ser gigante, porque antes de cruzar ese túnel que la trajo de vuelta a la tierra, pero la dirigió a otra realidad parecía que el mundo había quedado chico para ella porque parecía ya no quedar espacio, las ultimas semanas parecía estar pegada a las paredes de ese universo y haciendo equilibrio por el miedo ahora que se había echo gigantesca podría hacer estallar la maravillosa casa que le habían regalado luego de haberle prometido una segunda oportunidad para vivir, pero le atemorizaba la condición que le habían puesto "Tendrás que enfrentarte con tu pasado para vivir plenamente tu presente y futuro" lo recordaba solemnemente y sabia que tarde o temprano deberá luchar por su permanencia, pero la cuestión antes de conocer a Sandra y a Carlos, ella era una enorme habitante en un mundo solitario aunque acogedor y cómodo, pero ahora se daba cuenta que era ser pequeño, con una enorme barriga , tenia poco cabello, peor aun, era incapaz de gesticular alguna palabra, de alguna otra manera estaba en desventaja de lo que alguna vez su forma física, pero como si aquello no importara porque nunca había recibido tantos besos, abrazos, caricias y no había persona que no pasara por su lado sin antes darle una sonrisa, los niños eran amables, no hace unos pocos día vino un niño a casa, amigo de Angelica era moreno, gordito y se veía revoltoso y un poco molesto, pero al acercarse al cesto donde estaba Renata se quedó algunos minutos observando sin ni siquiera moverse, solo mordiendo una galleta que habían sacado del horno, Renata sabía si aquel niño entrara las manos en el cesto sabia que había problemas y no quería nada de dramas llevaba 48 días sin tener problemas con nadie, ¡así es lo sabia! después de todo al menos su capacidad cognitiva no parecía haber desaparecido, así que aun podía recordar los números y unas par de cosas mas, si este niño hiciera algún tipo de problemas perdiera cuarenta ochos días de tranquilidad pero luego de quedarse hay parado decidió tocarla, este gordo la estaba !tocando¡ pero no había señales que la molestaría, el gordo creo que estaba demás, era un gordito amistoso de cara le hacia a acordar a los imbéciles de la Luis Oyarzun Peña la escuela donde había estudiado, pero se dio cuenta que este niño solo tenía intenciones de ser su amigo. Renata durante muchos años había tenido un sueño de seguro no pedía mucho pero había aprendido a no esperar más de imposibles, solo soñaba con tener un día de paz donde nadie le dijera nada, no me refiero a quizás mantener una relación cordial con sus compañeros o mezclarse con ellos en los recreos, solo ser invisibilizada por los demás sin que nadie la molestara, para ella sería la gloria, pero sino eran sus compañeros sino era su padrastro, desde que llegó a vivir con estás personas habían tenido tantos días de tranquilidad y no solo tranquilidad era muy poco los momentos donde estaba sola, ya que la niña siempre permanecía a su lado estaba tan agradecida con ella, Renata no era capaz de levantar los brazos no podía desplazarse ni correr pero la niña siempre jugaba con Renata, pensaba Renata que debe ser un poco aburrido jugar con ella misma, pero Ángelica que parecía tener una linda devoción por Renata siempre estaba con ella aunque su hermana menor no había aprendido ningún método de comunicación directa donde podía expresar claramente la gratitud y la simpatía que tenía con ella, aquí no tiene de que quejarse pero aun así no deja de preguntarse o mas bien no logra comprender como fue que llego aquí, sabia que había permanecido bastante tiempo estando aquí, y nunca antes había estado mejor, pero sabia que el die en que alguien la viniera a buscar para llevarla de regreso a su horrible vida, ese momento llegaría y cada día que va pasando mas parece gustarle y acostumbrarse a este lugar lo que significaría que entre mas tiempo pase mas difícil será Re acostumbrarse a su perversa vida y por mas que se repitiera que esto no era para siempre, no podía dejarse llevar por aquel lugar y la familia quien estaba a al cuidado de ella, los niños y las niñas eran amables, la gente en si era mas civilizad, las casas mas bonitas y con mejores vibras dentro de ella, no seria encantador para cualquier persona, mas si se trataba de Ana con una vida llena de maltrato, siendo una desadaptada, viviendo en una casa que no era mas que una ruina sumándole que la población donde vivía quedaba muy cerca de un basural, tan cerca que era inevitable ignorar el olor a los desechos de una metrópolis como la de Santiago, de chile, siempre quiso irse muy, muy lejos y tal parece de su deseo había sido cumplido lo sospechaba una vez mas por la extraña manera de hablar de las personas estaba segura que no era exactamente español, a veces esto le daba miedo estar alejada de su lengua materna y sentir la estrepitosa sensación que iba olvidando ciertas palabras y oraciones completas del español, pero aun cada vez el idioma que se hablaba aquí se comenzaba hacer familiar eso no significaría que lo entendiera, pero al oírlo no le parecía tan extraño como el primer día, cada día que pasaba aquí, se deba cuenta que esta era su ahora realidad y no era e efecto de algún sueño que su cerebro había inventado como método de escape de la realidad, o que pudo haber sido un efecto de alguna nueva pastilla que buscaban experimentar con enfermos mentales, así es uno de los oscuros secreto que se guardaban en esa institución de salud mental es que llegaban muchos fármacos a modo de ser usados como experimentación, estos había causados en pacientes daños irreversible como daños hepáticos, cardiacos, incluso habían causado hasta la muertes de algunos pacientes olvidados por sus familiares por verse incapaz de cuidarlo, así era la triste vida detrás de los muros que encasillaba a un enfermo mental renegado de la sociedad peor aún para Ana que estaba sana pero soportar ese infierno como castigo de acostumbrarse a las burlas y a los sometimiento de Pedro, porque nunca nadie le había dado la razón, de lo que decía, porque muchas madres como Elvira prefería a un pene que a su propia hija, todo quedaba atrás, atrás se sentía olor azúcar quemada, pero todo había oscurecido y ¿Por qué tenia tanto sueño?, y ¿y como cambio de un segundo a otro? parecía que había abierto algún especie de puerta fuera de tiempo porque al darse cuenta donde estaba pedro se había despojado de su cinturón comenzando a a golpear, el cinturón era de un cuero grueso, Ana ignorando el dolor se las arregló para golpearlo con el codo, golpe que había sido en el tímpano en un movimiento rápido Ana lo empujó haciéndolo caer, luego lo patío pero estaba sin zapatos así que la patada pero no la sintió, pero Ana se había torcido el tobillo pero sabia que más le valía estar en modo sobrevivencia con la espalda adolorida y el pie torcido, así que tomó el cinturón y le dio unos cuantos azotes mientras que Pedro estaba en suelo una maravillosa posición, cuando al fin parecía al ver derrotado a Pedro, sabía que actuar rápido y matarlo lo antes posible, en el peor de los casos en la vida de Ana todo estaba perdido, pero cargarse a Pedro era un placer que valdría toda la vida de tristezas, al menos se sacaría un peso de encima, pero los médicos tenían custodiada a Ana con Cámaras. cuando Ana escuchaba la alarma de pánico que anunciaba unos de las agresiones de Pedro, Ana se abalanzaba contra Pedro y como un animal salvaje se subía arriba del y su manos se iban directas al cuello de su padrastro con todas sus fuerzas, luego para agilizar el trabajo lo enrollaba como una serpiente, en este punto Pedro estaba rojo. Solo un poco más y lo haría perder el conocimiento al menos había llegado a ese punto, cinco minutos más de agonía y ya no habría más Pedro, toda una bendición, pero el actuar rápido de los médicos llegaban justo a tiempo antes que Pedro muriera, entonces tomaban a Ana del su vestido para liberar a Pedro, pero la furia descomunal y sobrehumana para una chiquilla de doce años, luego la agarraban de la cintura, pero nada hacia y se abalanzaban los dos médicos, pero no daba resultado, Pedro estaba con los ojos desorbitados y ya casi no podía seguir luchando, Ana entonces se apegó más aún al cuello de su víctima, estaba tan cerca y los médicos no la podían sacar de ahí, tanto fue la dicha que nunca más volvería a ser violada, que soltó una risa, una risa de dicha y maldad, desquiciada algo que tanto quería finalmente lo cumpliría, por poco lo logra si no fuera por la maldita sábana donde que le pusieron en la cabeza tapando su visibilidad, y dejando sus brazos amarrados, para luego ser capturada por otra sábana y literalmente estar atrapada en una telaraña sin capaz de moverse y así frustrar su intento de asesinato y desapareciendo su alegría para luego ser tratada un animal, otra vez inyectándole un líquido desconocido en el brazo y muchas veces sospechó, que eran medicamentos que ni siquiera tenían autorización para circular en mercado, sino que en esas cuatro paredes Ana Juana estaba siendo utilizada como conejillo de india, ya que muchas veces tenían un afecto adverso como espasmos musculares, náuseas y mareos y según reglamentos de ética estaba prohibido administrar medicamentos a los pacientes que produzcan efectos secundarios que afectaran su salud, pero esto siempre era ignorado incluso había visto que unos hombres vestidos de negro le pasaban unos enormes fajo de billetes y y a a vez pasándole algunos frascos de dudosa procedencia, nunca los medicamentos eran traídos en cajas como un remedio normal, sino que los contenía algunos frasco de vidrios que parecía ser muestras, y cada vez que tenia efectos secundarios siempre los enfermeros anotaban los síntomas y solo la dejaban en la cama descansando pero nunca recibía ninguna ayuda si algún día amaneciera muerta su cuerpo sería arrojado a una fosa común para que su cuerpo se iría en la mezcla de humanos que al día de hoy solo eran osamentas; huesos que aún se encontraba la pieza entera y huesos que se habían convertido en polvo. Ana había sentido el olor a muerte, el olor a final de cerca. Sabiendo que uno de estos días ella seria la próxima en caer al poso. Durante mucho tiempo tuvo miedo de ir a dormir y no despertar nunca más, sin embargo al llegar a los trece años esta preocupación había quedado en el olvido, aunque la muerte posiblemente significaría el fin de todo, a los trece años ya no pensaba en la muerte, solo en la oscuridad del sótano, en el encierro del hospital donde la habían dejado, en la impunidad de la injusticia, profesionales que nunca merecieron un título para trabajar de médicos, un pedófilo que la sociedad lo defendía y acosadores que eran mirados como victimas, sueños destruidos a la edad de trece años; Ana era una muerte viviente con esto ya no tenia justificación de temerle si ya vivía en ella. En este mundo creo que hay demasiadas cosas que puede dar miedo, pero al momento de vivirla te preguntas, ¿Qué era a lo que temías?, pero lo desconocido siempre lo llevará a cosas de la que no sabrás. No sabrás a no ser que vayas por ti mismo y las descubras

El nuevo amanecer de Ana JuanaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt