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𝐑𝐈𝐒𝐀𝐒 𝐘 𝐀𝐆𝐎𝐍𝐈𝐀

—Para ser sincera siempre creí que si iba a planear una propuesta de compromiso sería la de mi hijo con el niño que vivió, —comentó la elegante mujer a los dos hombres parados en el salón de duelos— no de él con quién lo dejó huérfano.

—Imagino que es tu forma de decir que te sorprende —añadió Severus Snape.

Narcisa hizo un ademán con sus finas manos restándole importancia al comentario del azabache. Miró a su esposo que de igual forma estaba en el salón, se mantenía rígido y estaba hablando poco, algo poco usual en él.

—Querido —llamó ella y él la miró— ¿Te sientes bien?

Lucius le sonrió poco antes de dirigirse a ella y tomarla por la cintura, ambos estaban en la sala de duelos donde sería la pedida de mano de Harry. Narcisa había aceptado organizarla, le tenía un gran cariño al chico de ojos verdes además de que lo reconocía como familia por ser ahijado de Sirius.

—Sólo estoy consternado, —respondió suspirando— me imagino la reacción de Draco cuando se entere de todo esto.

—No intentará impedirlo —la voz del profesor de pociones resonó por toda la habitación y Narcisa sonrió— ¿Verdad?

—Draco adora a Harry, —respondió ella recordando varias anécdotas de su hijo que también incluían a Harry— sin embargo apesar de eso no midió sus acciones y ahora está viendo las consecuencias, es una lección que debe aprender solo.

—Es una lástima, hacían linda pareja —tanto Narcisa como Lucius lo miraron extrañados de su comentario— ¿Qué?, Puede que aborrezca a Potter pero quiero a mi ahijado y reconozco que era feliz a su lado.

Narcisa suspiró antes de apartarse del agarre de su esposo dispuesta a comenzar con los preparativos, era consiente de todo el contexto de la razón por la que ella estaba ahí y del origen de la conversación de Lucius y su señor. Le había sorprendido y ya que no estaba consiente de la relación de Harry con Voldemort pidió saber más sobre el origen de esta.

—Como sea, comenzaré a organizar todo así que adiós a los dos —se despidió la mujer y recibió un beso en la mejilla de Lucius, un ademán de Severus para después verlos desaparecer.

Con el paso de los minutos la mujer se entretuvo entre las preparaciones y un montón de trabajo, nada con lo que ella no pudiera.

Y en la habitación del imponente y tenido Lord estaba Harry recién despierto, sus mejillas rojas y sudor por todo su cuerpo. Las pesadillas habían regresado, habitualmente ya no las padecía tanto debido a que dormía con Tom y esté de una u otra forma hacía que su magia envolviera a Harry como una manta protectora y no lo asecharan las pesadillas; pero su querido señor oscuro últimamente tenía demasiadas cosas que organizar y arreglar.

Decidió que no iba a pensar demás en eso, sabía que si le daba importancia estaría ansioso todo el tiempo así que no, simplemente se ocuparía en otra cosa.  Así que dispuesto a iniciar su día se puso de pie y se dirigió al baño, tomaría una ducha, desayunaría el iría a hablar con Ron antes de que este regresara a Hogwarts sin embargo el sonido de la puerta de la habitación se escuchó y la esbelta figura de Tom se vió frente a él.

—Ya estás despierto —mencionó acercándose a él y tomándolo por la cintura— y estás sudando, estamos a catorce grados, ¿tienes calor?

CautivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora