🦴 Capítulo 57.

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No podía dejar de observar inconscientemente cómo el contador del taxi iba subiendo conforme el vehículo avanzaba hasta la casa de Blonde. Durante el trayecto en tren no había tenido que preocuparme demasiado, pues el precio era invariable, pero el tramo que debía realizar de la estación hasta la casa de mi hermana fue algo irregular. Había veces en las que me veía con fuerza para caminar hasta la parada de autobús, lo cual no era algo muy agradable, pues debía de lidiar con una cuesta demasiado empinada. Por ello, en esta ocasión, siendo que también iba un poco cargada bajo el peso de una mochila a rebosar de libros y mangas que pretendía vender para intentar subsanar las cuentas, tuve que decantarme por la dolorosa decisión de tomar un taxi, dado que a Damon, el marido de Blonde, le fue imposible venir en esta ocasión a recogernos debido a un problema que estaban teniendo con el coche. Cargando también aquel molesto bolso en el que solía transportar a los bitties, cada pocos minutos tenía que remover el hombro por la incomodidad que me suponía. De esa manera, la inestabilidad del único de los monstruos que me acompañaba activamente se evidenciaba y le servía de aviso silencioso respecto a mi ansiedad. Como compañero discreto, Mercury se dedicaba a tratar de mitigar un poco mi emoción al pasar sus falanges por el cuello. Inconscientemente llevé mi mano hasta allí, acariciando los bajos de la capa negra del Omni, agradecida por el apoyo prestado.

No podía dejar de admitir internamente que, otra de las razones por las que mis nervios estaban desatados era por la presentación inminente de mis pequeños con mi hermana. Si bien era cierto que todo había ido bien cuando pasamos por aquello con el Gasterbitty, yo aún estaba un poco nerviosa. Blonde había insistido en que fuéramos a su casa. Según ella, extrañaba poder verme y le desagradaba la manera en la que, según sus palabras, la ignorara. De aquella manera, podía aprovechar para que le diese a conocer a los nuevos miembros de mi hogar con una merienda familiar. La situación sería, en apariencia, algo beneficioso para todos, pues había otro motivo por el que necesitaba de la colaboración de alguien de confianza...

La molestia que Venus había sentido días atrás en la mandíbula no era ninguna tontería. Cada mes había que llevarle a hacer una revisión para que el dentista le examinase la evolución de su dentadura y también pudiera apretarle el aparato odontológico. Aquel era un dato del que no era consciente, por lo que, en los dos meses que el Treacle llevaba conmigo, no habíamos ido ni una sola vez al dentista. Y eso trajo sus consecuencias. Aquel dolor que había notado el pequeño resultó ser que uno de los alambres se había aflojado y roto, por lo que ahora, cada vez que el bittie debía comer algo sólido, le asaltaba una atroz dolencia. Y no solo eso, sino que se dedicó a ocultarlo para no preocuparnos a los demás... No fue hasta la tarde anterior que, al ir a buscarlo tras mi conversación con Neptune y Mercury, me lo encontré doliente en el salón.

Por aquella razón, al final habíamos decidido postergar cualquier capricho para suplir con el imprevisto lo más pronto posible. Y es que, aquel mes, como otros, no podía alardear de que, mi situación financiera, fuera la más boyante, a decir verdad. Sabía bien que los productos de desparasitación de mis mascotas eran algo caro, y las facturas nos habían golpeado de mala manera. La noche anterior Saturn y yo nos habíamos dedicado a ultimar las cuentas, y nos habíamos percatado de que nuestros planes de adquirir ciertas compras debían ser pospuestos. Sobre todo porque había un imprevisto serio del que teníamos que ocuparnos y por el que necesitaba que Blonde me echase una pequeña mano... A sabiendas de que la situación no era muy pudiente, había tomado la decisión de vender también algunos de los títulos de mi colección personal. Aquello era algo que, si bien me podía llegar a apenar un poco, era necesario.

Yo sabía que Venus se sentía algo culpable por causar tales molestias; aquella vez que sus gafas se quebraron y tuvimos que conseguirle unas nuevas también se pasó unos cuantos días deprimido. Pero, aún con esas, me negué a permitir que se sintiese como una carga molesta. Siempre trataba de mantener mis preocupaciones en secreto, siendo el Thisle el único realmente consciente de la ansiedad que me provocaba toda aquella situación. Saturn mostró discreción por petición mía, y también fue un gran apoyo... Pero no podía preocupar a los monstruos con ese tipo de cosas. Era mi responsabilidad. Sabía bien lo que implicaba el sentirse como una carga, y me negaba a que ellos lo sufrieran; ya tenían bastante con lo que lidiar... El caso era que necesitaba que Blonde se quedase cuidando a mis pequeños en el tiempo que estuviésemos en el dentista con Venus, aparte de ir después a la tienda de libros de segunda mano, para sacar algunos ingresos extra. No podía ir cargada con los cinco, por lo que, la noche anterior, le había pedido aquel favor a ella, el cual aceptó de buena gana. Desde que supo la noticia de la incorporación de los pequeños a mi familia y había visto la fotografía que les había tomado había insistido vehementemente en conocerles...

Órbita. (Bittybones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora