Capítulo 14

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Caldwell, 2011.


Era más de media noche y la exposición en la galería había acabado hacia poco más de una hora. Había sido un completo éxito, ya no solo por la cantidad de periodistas congregados, si no también por la cantidad de gente que había acudido para disfrutar de todos los objetos y reliquias expuestos.

Pero el éxito absoluto había sido para Theo, el jefe de la expedición que había hecho posible dicha exposición. Y ahí estaba ella, enfrente de la habitación del hotel en donde se hospedaba, sin saber por qué.

En cuanto Tricia llegó a la recepción y dio su nombre, en seguida le informaron en cuál habitación estaba el señor King, como si hubiera dejado dicho que la estaba esperando.

Y eso era lo que más estaba desconcertando a la morena. ¿Por qué le había dicho en dónde se hospedaba? ¿Para qué estaba ella allí? No lo pensó dos veces, era como si su subconsciente la arrastrara atraída hacía él.

Dos años habían pasado desde la última vez que se vieron, desde que Claire murió y ella se alejó de él para protegerlo. Ya se habían dicho todo, al menos todo lo que ella estaba dispuesta a admitir.

No podía decirle la verdad de lo que ocurrió. Tricia sentía que haberlo lastimado era como haberse lastimado a si misma pero no se arrepentía de la decisión que tomó aquel fatídico día.

Tal vez no había sido buena idea ir hacía él de nuevo, verlo aún le hacía palpitar el corazón como cuando estaban en el instituto. Debían dejar el pasado atrás y pasar página, tratar de rehacer sus vidas.

Pero mientras pensaba todo eso y quería que sus pies la guiaran de nuevo a la salida del hotel, sus nudillos ya estaban llamando a la puerta, esperando a que él la abriera.

No se demoró más de diez segundos. La puerta se abrió, dejando a la vista a Theo. Le había dado tiempo a ducharse, cambiándose así de ropa a una más cómoda. No es que tuviera nada en contra de los trajes, pero la ropa elegante no le definía.

—Hola de nuevo.

La invitó a pasar. Era gilipollas, eso lo tenía claro. Cualquier otro hubiese mandado a la mierda a Tricia después de lo que hizo. Pero él, simplemente, no podía.

Compartían un pasado más allá de un noviazgo. Prácticamente, se habían criado juntos. Y eso él lo tenía muy presente.

—Te ofrecería algo de beber, pero no tengo nada. —Le comentó, cerrando la puerta tras de ella —. Apenas pasaré la noche aquí. Me marcho mañana bien temprano.

Tricia trató de ocultar la reacción que las palabras de Theo habían provocado en ella. Se marchaba mañana y no sabía cuándo lo volvería a ver. O si se volverían a encontrar dentro de un par de años o un par de décadas más.

—No te preocupes, con la copa de champagne que nos ofrecieron en la Galería, tengo más que suficiente. —Le sonrió cuando se adentró en la habitación—. Fue todo un éxito. Enhorabuena, Theo.

Echó un pequeño vistazo alrededor. No era una habitación de muchos lujos, pero era uno de los pocos hoteles bonitos que había en Caldwell. Miró de reojo la enorme cama, pero en seguida desvió la mirada hacia las maletas, que estaban a medio hacer sobre uno de los aparadores.

—Ah, por cierto, antes de que se me olvide. —La morena rebuscó en su bolso hasta que sacó un par de folios, dentro de un sobre, y se lo tendió a Theo—. Es la entrevista transcrita. Por si le quieres echar un vistazo antes de que se publique mañana. —Se encogió ligeramente de hombros, sonriéndole de nuevo—. No es la portada del New York Times, pero son un par de buenas columnas en la sección de Cultura. Créeme, para esta ciudad, no está nada mal.

Magia y Ruinas, vol. I (+18) ©Where stories live. Discover now