Capítulo 18

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Nueva Orleans. Noviembre, 2015.


Había pasado casi una semana desde que Sophie se había puesto en contacto con Mary Margaret y ésta pudo concederle un hueco en su apretada agenda. Era una mujer bastante ocupada, regentar un negocio, sola, te robaba la mayor parte del tiempo libre.

La joven bruja había dejado a su pequeña Chloe con la tarotista. Sophie había insistido en hacer de canguro mientras ella se ocupaba de sus asuntos y no pudo por menos que estarle enormemente agradecida por ello.

Cuando Tricia empezó a trabajar en la revista, tuvo que buscar una guardería para su hija durante las horas que durase su jornada laboral. Sabía que las personas que se ocupaban de la guardería eran grandes profesionales, pero ella se sentía más tranquila dejando a la niña con Sophie.

Por ese motivo, cuando la rubia se había ofrecido a cuidarla, ella no lo dudó. Y Chloe estaba encantada con el cambio, que era lo más importante. Sophie se la llevaba con ella a su puesto en Jackson Square y todas las demás tarotistas estaban embelesadas con la pequeña. Y la rubia estaba más que orgullosa de poder presumir de nieta.

Perdida en sus pensamientos, Tricia llegó hasta la tienda de Mary Margaret y se quedó observando su fachada y el enorme letrero que había sobre la puerta. "Ma-Ma's sanctuary", rezaba el cartel, que estaba adornado con una enorme flor de lis, tallada toda la composición en madera oscura.

Estaba en plena calle Bourbon, en el corazón del French Quarter. Era como si el tiempo no hubiera pasado por ella. De colores llamativos y armonizando con la arquitectura típica del lugar, la tienda era una más de las muchas que había en la ciudad del vudú, atrayendo a turistas y lugareños por igual.

Empujó la puerta y el sonido de unas campanillas le dio la bienvenida. Había entrado en un par de ocasiones, acompañando a Sophie en alguno de sus recados cuando aún vivía en el orfanato.

Sonrió al recordar como la tercera baldosa seguía crujiendo cuando pisabas en ella. Siguió caminando y observando cada rincón, cada objeto, asimilando cada olor y registrándolo en su memoria.

Antes incluso de llegar hasta el mostrador, Ma-Ma salió de la trastienda para atenderla y la reconoció al instante. Encajaba perfectamente con la descripción que le había dado Sophie de ella. Y emanaba una fuerte aura de poder que nunca antes había visto en nadie.

Tricia supo el instante en que la reconoció como una bruja porque alzó una de sus cejas, observándola con atención. Mary Margaret llevaba usando la magia muchos más años de los que la joven llevaba en este mundo.

—Si quieres conservar la vida, abandona esta ciudad.

De entre todos los recibimientos posibles, la morena no se había esperado éste.

—¿Es una amenaza?

—Es un consejo. —Le respondió Mary Margaret—. Las brujas son perseguidas si no juran lealtad ante quien dirige la ciudad.

Su padre, Viktor. Tricia aún trataba de asimilar la noticia mientras no podía evitar maldecirse por su mala suerte. Todos esos años evitándolo, intentando escapar de sus pesadillas para que, al final, fuera a parar a la mismísima ciudad que él gobernaba.

La joven bruja se fijó en Ma-Ma, que era así como la llamaban familiarmente en la comunidad mágica de Nola. Debía de tener alrededor de unos sesenta años y su rostro reflejaba la sabiduría que le otorgaban los años y las arrugas. Su cabello, que caía ligeramente por debajo de sus hombros en una rizada melena, estaba repleto de mechones blancos y grises que armonizaban con el color marrón de sus ojos y el tono oliváceo oscuro de su piel, tan hermosos y característicos de los afro-americanos.

Magia y Ruinas, vol. I (+18) ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt