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Su risa

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Su risa.

Su detestable risa.

Eso era lo único que Anne podía escuchar en ese momento, ¿cómo había sucedido todo aquello en tan solo segundos? Apenas Anne había llegado al departamento que compartía con su dichosa alfa, se preocupó, de un lado a otro, sus pies lo llevaban de una pared a otra de la pequeña estancia, podía escuchar sus pasos sobre el suelo, e inclusive sentía que podía escuchar su respiración tan acelerada, y los latidos de su corazón tamborileaban en sus oídos, tan reales como escucharlo cerca del pecho de alguien.

En cuanto su alfa se había dignado a llegar, Anne se apresuró a acercarse a ella.

Ally no era un alfa digno de admirar, o eso es lo que siempre había escuchado Anne, pero no creía en las palabras de sus amigos y conocidos, escuchaba cientos de rumores, unos más graves que otros, pero en especial era que siempre se creía un alfa superior a otros, pero por supuesto Anne no veía aquello en su alfa.

Siempre con sus ojos brillando por ella, Anne se había acostumbrado a la presencia de aquella chica, sin embargo varios de sus amigos le intentaban advertir sobre ella, diciéndole que lo mejor sería que se fuera alejando de ella para siempre, pero Anne había hecho oídos sordos al respecto, es decir ¿por qué decían aquellas cosas? A los ojos de Anne Boonchuy, Ally era la persona más dulce y amable que había conocido en sus veintiún años de vida, y le agradaba a tal punto que no pudo evitar perderse en el amor por ella.

Pero ahora... ahora simplemente quería aclarar las cosas, todavía la imagen de la chica con aquella marca tan fresca, tan reciente, permanecía vagando en sus pensamientos, y necesitaba aclaraciones.

Con una simple pregunta, había hecho a su alfa reír, ¿por qué se reía? ¿Por qué no podía parar de reírse? ¿Por qué esa risa se escuchaba tan burlona?

- ¿Por qué te ríes? -pregunto en apenas un hilo de voz.

- Creí que esto sería más difícil de decirte, pero -soltó una risa corta y lo miro-, fue más sencillo de lo que imagine -su expresión cambio por una más seria-, Anne Boonchuy, ¿acaso no lo comprendiste cuando dejaste de sentirme?

Y allí fue cuando Anne sintió como su pecho se oprimía lentamente, sus ojos picaron al sentir las lágrimas aproximarse para salir, no quería llorar, ya había llorado, no más lágrimas, apretó sus puños, tratando de evitar el llanto.

- ¿Q-qué cosa?

- No lo hagas más complicado.

- No lo estoy haciendo complicado -se defendió mirando a su alfa, si es que acaso seguía siéndolo-, no puede ser verdad, no, no.

Ally rodó los ojos al escuchar aquello, Anne sabía que cuando hacía aquello solo significaba que estaba harto de escucharlo.

- Por supuesto que lo complicas, pero te haré las cosas más sencillas, porque parece que tu pequeño cerebro de cacahuete no capta lo que estoy diciendo -se acercó un par de pasos hacía la omega-, no eres más mi omega.

Esas palabras habían sido lo peor, podía escucharlas repetirse como en un eco vacío, sin fin, una y otra vez, mientras el nudo en su garganta se hacía cada vez más cerrado, trago grueso, y sintió como sus ojos estaban a poco de soltar las primeras lágrimas, pero debía resistir, no se permitiría soltar una lagrima frente a esa alfa.

- ¿P-por qué lo hiciste?

- ¡Al fin lo comprendes! -sonrió ladino-. Por un momento pensé que tendría que remárcatelo con dibujos, y no me gusta ser tan especifica de cómo lo hice, cariño.

- No me digas de esa manera -Anne se sorprendió ella mismo al escucharse, pues no había rastro de tartamudeo alguno de su parte.

La alfa soltó una suave risa al escuchar eso.

- Será mejor que te vayas, traeré a mi omega aquí, para que vivamos juntos y felices -las mismas palabras que le había dicho a ella, solo que está vez ella no era su omega, ya no más, y está vez no era una invitación, lo estaba echando del único hogar que ha tenido por casi un año, es tan horrible-. Ve buscando otro lugar en dónde vivir.

- No...

- ¿Qué has dicho?

- ¡Dije que no! -Anne miro al alfa a los ojos-. No harás que me vaya de aquí.

- Será mejor que te largues, no quiero problemas, y eres uno de esos problemas, así que si no quieres que -Anne lo interrumpió.

- ¡Estoy embarazada!

El silencio se hizo presente en ese momento, Anne sabía que la furia la había obligado a soltar tal confesión, y esperaba que por lo menos con eso, pudiera hacer recapacitar al alfa, pero en cambio, lo miro, esa sonrisa, las comisuras de sus labios levemente hacía arriba, esos ojos brillantes llenos de burla, y esa expresión de enojo levemente suavizada, y luego esa negación débil.

- ¿Y crees que con eso te diré que te quedes? -Ally seguía sonriendo-. No, eres la omega más idiota de todos, ¿sabes? Ni creas que voy a cuidar a ese engendro, ni a ti, te doy una semana para que busques otro departamento, y saques todas tus cosas de aquí, y será mejor que empieces rápido, no quiero verte por aquí más, ¿entendido?

Antes de que Anne siquiera diera una respuesta, Ally se fue de su vista, caminando hacía la entrada principal del departamento y cerrando la puerta con violencia, Anne tembló en su lugar al escuchar aquello.

Sus rodillas dejaron de soportar su peso y cayo con algo de fuerza al suelo, esperaba que no se dañará debido a aquel golpe, lo que menos quería era hacerle daño a la pequeña criatura que esperaba, sus brazos rodearon su abdomen con delicadeza, apretándose débilmente mientras las primeras lagrimas escapaban por sus ojos y hacían su recorrido por sus mejillas, un sollozo salió de sus labios, ya no podía contener más su tristeza, se sentía tan espantosa.

Que un alfa rompa el lazo se sentía terrible, la separación, el desprecio, inclusive esa alfa a la que llego a ver con ojos tan amorosos, se había transformado ahora en su peor pesadilla, ¿por qué había sido capaz de hacerle algo como aquello? No lo podía creer, se supone que los alfas no son así, entonces ¿por qué ella tenía que enamorarse de un alfa tan cruel como lo es Ally?

Sus lagrimas caían sobre sus brazos, su cuerpo daba temblores pequeños, sus sollozos eran cada vez más audibles a su alrededor, los recuerdos tan felices que había pasado con esa alfa seguían uno por uno, parecía que su propia mente quería hacerle daño, y sin más no pudo contenerse, la sensación de extrañar, de añorar un abrazo de ese alfa, odiaba aquello, odiaba que sentirse dañada, rota.

Anne ya no sabía si acaso llegaría a confiar plenamente en un alfa de nuevo, tal vez no lo haría, y sea como sea, trataría de salir adelante, esperaba un hijo, y al menos agradecía que aquel alfa no le obligase a realizarse un aborto, eso hubiera sido mucho más doloroso.

Anne ya no sabía si acaso llegaría a confiar plenamente en un alfa de nuevo, tal vez no lo haría, y sea como sea, trataría de salir adelante, esperaba un hijo, y al menos agradecía que aquel alfa no le obligase a realizarse un aborto, eso hubiera ...

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Lazo rotoWhere stories live. Discover now