— Cariño, sabes que no puedes entrar a esa habitación —negó la mujer de cabello dorado.
— ¿Por qué no, madre? —Frunció el ceño la niña.
Ella tardó en responder.
— No es seguro, Triana. Allí hay monstruos.
Su hija era muy curiosa, nada era un impedimento para su búsqueda.
— Pero...
La señora endureció su rostro, mostrando una faceta de respeto.
— No es no, Triana. Ve a jugar con Charlotte.
Los recuerdos de Triana vivían en su cabeza como si fuera nuevos. Su madre solía aparecer en su memoria y los recuerdos de cuando era niña eran recurrentes, y uno en particular era como si fuera una señal...
Ella y Isac estaban acostados y ambos leían libros distintos. Triana había influenciado al chico de que leer era mágico y de otro mundo; en los libros uno puede crearse escenarios, personas imaginarias y meterse en un mundo distinto al presencial.
— Isac.
Su esposo la miró.
— Amor, dime. —Sonrió con sus ojos brillantes como siempre sucedía cuando la observaba.
Ella no estaba segura de lo que una a decir, pero creyó que si lo decía podría atar cabos:
— Creo que hay una habitación secreta.
Isac la miró con una mueca de extrañeza.
— ¿Qué? ¿Tienes fiebre? —Le puso la mano en la frente.
Ella rodó los ojos y le quitó la mano de su rostro.
— Recuerdo que mi madre decía que había una habitación que no debía entrar.
— ¿Aquí...? ¿Estás segura?
Su esposa hizo un gesto de duda con la cabeza.
— No del todo. Pero creo que aquí hay algo.
Isac alzó una ceja interrogativa.
— Esto se está poniendo interesante... ¿Y no recuerdas dónde estaba exactamente?
Ella apretó los ojos intentando recordar, pero era inútil.
— Han sido demaciados años...
— Seguramente en la mañana tengas una respuesta.
Isac cayó en un sueño pesado sin antes terminar el capítulo que había estado leyendo y despedirse de Triana, pero ese no era el caso de ella.
La madrugada había llegado y aún no podía dormir. La habitación estaba en penumbras y por entre las cortinas la luz de la luna hacia líneas en el suelo.
Ella se puso a analizar el rostro de Isac: la mandíbula haciendo surcos, la nariz fina y terminación en punta, las pestañas espesas, sus cejas pobladas pero anguladas, una leve línea que pasaba por la barbilla y sus labios...
Esos que amaba probar, esos que besaban cada parte de su cuerpo y la hacia sentir única, él la hacía sentir importante y capaz de hacer cualquier cosa que se proponiera.
Triana sonrió de lado y soltó un suspiro.
<<Él es mi esposo, él es el amor de mi vida... Y es todo mío.>>
Esas palabras resonaban en su mente, pero un ruido la interrumpió, como si golpearan la ventana.
Un escalofrío le recorrió la espalda, ninguno estaba a salvo, eran observados por entre las sombras y analizaban cada paso.
ESTÁS LEYENDO
Entre luces y sombras [SED DE SANGRE 3]
FantasyTERCER LIBRO DE LA SAGA "SED DE SANGRE" Cuando parecía que la paz había regresado a Terraburgo, el caos volvió a renacer. Una bebé será el despertar de la guerra; la raíz será un embrujo que pocas veces se había visto, un embrujo que traerá tragedi...