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东京复仇者联盟
El sentir nervios hasta el punto de querer vomitar era algo no tan común en mi, solo lo hacía cuando tenía que tomar decisiones que repercutirían en mi futuro, era normal que lo hiciera de niña o en la adolescencia, más no ahora y justamente en este momento.
— número 42 dentro.
la secretaria con mala cara hizo señas a la chica que estaba junto a mi, esta se levanto acomodando su falda mirándonos a las demás con superioridad, entró en el elevador que llevaba directamente con la oficina del jefe.
Mis manos sudaban, me dolía un poco la cabeza y me removía como gusano en la pequeña silla de la sala de espera, heche un vistazo a las otras chicas, grandes escotes, vestidos apretados, mini faldas ¿realmente era esto una entrevista de trabajo?
Sentí inseguridad de mi vestimenta, solo llevaba una falda de tuvo negra y una camsia de botones blanca, al parecer era la unica que verdaderamente buscaba trabajar en aquella prestigiosa empresa de Tokyo.
No pasaron ni diez minutos cuando las puertas del elevador se volvieron a abrir y la chica que anteriormente subió, lloraba desconsolada.
— es un verdadero hijo de puta -recostó sus manos sobre la recepción-
— el señor Haitani es muy delicado cuando se trata de contratar personal -la miró con desagrado- no soportamos esta clase de comportamientos, le pido que se retire.
Mi corazón dejo de latir al observar dicha escena, pobre chica, que le habran dicho para que terminara así y peor aún ¿que me dirían a mi?
Poco se hablaba de uno de los dueños de las empresas "Haitani's" algunos rumoreaban que estaba metido en cosas ilegales y por eso no mostraba su rostro, otros decían que era un vejete con enemigos hasta para respirar. No me interesaba solo me fije en el pago quincenal y los bonos que se entregaban en tal trabajo.
"se que perdiste la beca, no pienso mantener más inservibles en esta casa -.gritó el padrastro de ____ enfurecido.- los intereses aumentan y si quieres que tu familia siga viviendo a base de lujos como hasta ahora debes pagarme"
— número 43 está en el mundo -.la secretaria elevó su voz mirándome.- dentro.
Asentí, mi cuerpo era gelatina, no tenía mucha experiencia en trabajos de tal nivel, las miradas burlonas de las chicas restantes fueron a mi, sabían que estaba tan nerviosa que era muy poco probable que me contrataran, incluso yo sabía eso.
Atravesé las elegantes puertas de cristal del asensor, piqué el botón del último piso sintiendo los movimientos hacia arriba, acomodé mi currículum en mis manos, si bien no era tan segura de que me contrataran mi intelecto no era nada malo.
