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东京复仇者联盟
Alcohol pasó como agua por mi garganta dejando ese pequeño ardor que repartió valentía por mi cuerpo.
— Entonces ¿sabes que hacer verdad?
Mi mirada se apartó de la pista de baile para regresar a la mesa en donde una chica rubia junto a mi, Emma estaba acompañada por Hina.
— Por supuesto, déjamelo a mi -sonreí con ironía-
Ambas mujeres sonrieron con confianza, asentí con la cabeza antes de levantarme de la mesa que compartía con ellas para caminar sin rumbo en el club.
Si bien a lo largo de mi vida me había sido difícil sobresalir sin alguien fijo que cuidara de mi, contaba conmigo misma y era suficiente como para saber que el dinero se convertiría en mi mejor amigo y base de vida.
Obtuve múltiples trabajos pero ninguno me satisfacía, tener un jefe y un horario que cumplir era una mierda pero si quieres billetes tienes que obedecer ¿no?. No tenía nada que perder y quería dinero fácil.
— Muñeca la zona donde quieres entrar es privada, no puedes pasar -Me detuvo el guardia en las escaleras para subir de habitación-
— Disculpa el baño de aquí es una mierda -hice puchero- volveré antes de que lo notes.
El chico de musculatura enorme soltó una risa convincente, hizo su cuerpo a un lado y pase sin ningún problema.
Cuando aprendes a utilizar tu cuerpo, belleza y carisma, el dinero llega como lluvia, los corazones rotos se hunden bajo tierra.
Me compadecía ver a mujeres llorando y ahogándose en dolor por un hombre, eran tan buenas como para merecer tales tratos, aunque solo duraba unos días con aquel dolor después recogían su poca dignidad y el coraje hervía su sangre.
Eran patéticas pero en algún momento iban a darse cuenta y buscaban lo que cualquier otra despechada, venganza, querían que sufrieran un poquito del "infierno" que pasaron y ahí entro yo.
Tal vez sea un don o un poder que me recordaba que podía ser tan hija de puta cómo quería y aún así sentirme como el ángel más bueno de la tierra.
— ¿te sirvo algo bonita? -el chico en la barra de bebidas pregunto al notar mi presciencia- destacas mucho, no eres de por aquí cierto.
— Ron por favor, acertaste soy de la gran ciudad New York.
— es un lindo lugar, fino y decente ¿qué haces en los peores clubs de Tokyo?
— trabajo, me ayudarías mucho si me dices ¿donde puedo encontrar a...bonten? Creo que así es el nombre.
El hombre se tensó, me miró de re ojo mientras servía el trago que había pedido anteriormente y lo dejaba frente a mi.
— Si te metes con esos hombres no vas a vivir para contarlo.
