RECUERDOS

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Hipo Abadejo

Hipo: ¡¡Buenos días!! –dije al entrar a la cabaña de mi reciente novia–

_______: ¿Hipo? –dijo levantando su cabeza para verme. Achinaba los ojos por la luz del sol– ¿Qué haces aquí?

Hipo: Vengo a despertar a mi novia. –me senté en su cama y besé su frente–

_______: ¿Qué día es hoy?

Hipo: No lo sé y no me interesa. –la tomé de las manos y la obligué a sentarse en la cama con sus sábanas aún cubriéndola– Solo sé que ha pasado un mes desde que hicimos oficial lo nuestro y quiero celebrarlo.

_______: ¿Ya un mes? –yo asentí– Pues... Brutacio y Brutilda me deben diez monedas de oro cada uno. –sonrió victoriosa–

Hipo: ¿Apostaste por nuestra relación? –ella asintió– Haces cada cosa. –reí negando con la cabeza– Vamos por ese oro.

Traté de hacerla levantarse, pero ella hizo fuerza para evitarlo.

_______: No dormí con pijama, ya vete. –rápidamente me paré y salí de su cabaña–

_______ Jorguenson

Me cambié y fui a los establos para sacar a Pescuezo.

_______: Hola, campeón. –abrí su jaula– ¿Todo bien? –salió de ahí y se tiró sobre mí– Wow, tranquilo. –reí–

Sirius: Pescuezo, te dije que la comieras después de su boda. –rodó los ojos divertido–

_______: Solo llevamos un mes. –Pescuezo se levantó– No nos cansaremos tan pronto.

Sirius: Como digas. –abrió la jaula de Espiral– Buen día, nena.

Astrid: ¿Todo en orden? –preguntó entrando a los establos–

Sirius: Por supuesto. –besó la mejilla de Astrid. Yo lo miré con los ojos entrecerrados–

_______: Serás mi primo, pero si le pones un dedo encima a Astrid juro que no vas a vivir para contarlo. –miré a Astrid y le dediqué una sonrisa– Buen día, bella dama. –ella rio–

Sirius: Se supone que yo le diría eso. –se cruzó de brazos–

Astrid: Esto empieza a hacerse monótono. –comentó– Los dueños de los dragones de clase afilada llegan muy temprano por la mañana y sacan a sus dragones de sus jaulas.

Sirius: _______ me amenaza con matarme si llego a romper el corazón de su mejor amiga.

_______: Y Astrid empieza con la enumeración de las cosas que se hicieron costumbre. –los tres reímos– Tengo que irme, Brutacio y Brutilda me deben dinero. –monté a Pescuezo–

Astrid: ¿Ganaste la apuesta? –yo asentí– Siempre ganas. –rio–

Sirius: ¿Qué apuesta? –preguntó confundido–

______: Los gemelos apostaron a que Hipo y yo duraríamos menos de un mes, y yo a más. Hoy se cumple un mes exacto desde que somos pareja así que me deben diez monedas de oro cada uno. –sonreí victoriosa y salí de los establos–

[...]

Narradora

Brutilda: Agh, bien. –le dio las monedas–

_______: Brutilda. –llamó ella– Aquí solo hay nueve monedas. ¿Me tomas por Patán?

Brutacio: Acordamos que yo te daría una demás. –le dio once monedas– Ella solo tenía nueve.

La hermana de Patan (Hipo y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora