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El molesto sonido de un despertador resuena por las paredes, las estridentes ondas se filtran por los tímpanos de Yuuri, arrebatándole poco a poco el dulce y protector manto que el mundo surreal de los sueños suele ofrecer a los mortales, sus sent...

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El molesto sonido de un despertador resuena por las paredes, las estridentes ondas se filtran por los tímpanos de Yuuri, arrebatándole poco a poco el dulce y protector manto que el mundo surreal de los sueños suele ofrecer a los mortales, sus sentidos comienzan a despabilar uno por uno, primero, logra percibir la constante melodía de su teléfono indicándole la odiosa llegada de la hora de levantarse, luego, sus fosas nasales se llenan de su propio aroma a shampo de manzanas, su delicada fragancia corporal de frutos rojos combinados con las suaves notas de detergente para ropas impregnadas en sus sábanas limpias, inhala fuerte y profundo deseando no salir de su cama jamás, sin embargo, su sentido de la vista reacciona , algo molesto al ser encandilado aun con los párpados abajo por la suave luz filtrada a través de las cortinas, se fuerza a abrir sus ojos , resignado, guía una de sus manos perezosamente hasta su mesita de noche, a tientas busca sus gafas, posicionándolas distraídamente sobre el puente de su nariz , luego, su vista aun encandilada por la luz manera, se dirige a la fuerte del sonido culpable de su ahora mal humor matutino, toma su teléfono en sus manos apagando su alarma, una vez el silencio reina entre esas cuatro paredes, con su teléfono en mano y sus lentes puestos vuelve a cobijarse entre sus mantas, revisando sus redes sociales sin expresión alguna, se preguntó vagamente por qué seguía haciendo esto cada mañana... cada día era lo mismo, no habían mensajes, no habían llamadas, no habia nada, las pocas notificaciones que poseía su barra de estado, eran noticias actualizadas del mundo del deporte, en especial, de las olimpiadas de invierno pasadas , donde seguía meticulosamente a sus patinadores artísticos favoritos, y es que para él , su sueño frustrado quizás siempre será el encontrarse de pie en un podio , rodeado por sus ídolos , el japonés Yuzuru Hanyou y Javier Fernández, soñaba con poseer una medalla alrededor de su cuello, sonreír ante las cámaras y regodearse con los clamores del público enardecido, una sonrisa tímida comenzó a querer jalar de las comisuras de sus labios, hasta que esta se ve duramente interrumpida al realizarse la misma pregunta de siempre, ¿por que no se encontraba en ese lugar?, sus manos instintivamente se dirigieron a su abultado abdomen, levanto con algo de odio su camiseta observando con frialdad las estrías marcadas en su piel, testigos de sus constantes aumentos y pérdida de peso, la respuesta era evidente, él no se encontraba patinando porque su peso no era el de un patinador, porque su cuerpo no estaba hecho para los saltos, porque su completa existencia era una inútil presencia envuelta en un contenedor vacío,  cerró sus ojos con fuerza al comenzar a escuchar tan claro como el agua todas las palabras que siempre solía escuchar...

"Gordo asqueroso"....

"Eres horrible Katsuki , no se como soportas verte al espejo sin vomitar"...

"Fuiste un buen polvo, pero me das asco , vete antes de que te eche a patadas de mi cama"..

Sus recuerdos de años de infancia siendo rezagado, o sus días de escuela  donde no conoció nada más que la humillación y desprecio, sus almuerzos en soledad, sus trabajos en solitario los cuales debían ser en grupos o en parejas, realmente debía haber colapsado el lo sabía, sin embargo seguía aquí, el era fuerte lo sabía, aunque también sabía, que si en su vida no estuviera presente su mejor amigo, el cual llegó apenas hasta sus años de universidad, él no hubiera podido soportarlo más y simplemente hubiera tirado la toalla hace muchos años.. sus pensamientos se vieron interrumpidos por el suave golpeteo unos nudillos contra su puerta, seguidos de una suave voz al otro lado de esta.

Yo soy Yuuri, el cerdito.Where stories live. Discover now