XIX 🍁

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Mientras que la primera semana de diciembre corría con lo que parecía normalidad, todo empeoraba sin que todos lo notarán, un invierno frío estaba por comenzar.
Pero Oscar y Romer seguían teniendo sus salidas, solo que está vez en las noches, para no levantar tanta sospecha, la noche, dónde todo era más tranquilo, dónde habitarían más aventuras de las que ya tenían en su vida. Todas las noches eran perfectas, solo de saber que el amor existía en esta la hacía más maravillosa. Y todo esto sin saber que faltaban menos de una semana para que uno de los tantos giros inesperados arruinara por completo todo, faltaba menos de una semana para que el destino por fin ganara y lograra su parte, pero con el no se llevaría la felicidad de Oscar, se llevaría la tranquilidad de Romer.
Si bien se ha dicho que en un pueblo pequeño los rumores corren rápido, se ha dicho que una familia de clase alta es capaz de poner a un pueblo entero en tu contra, se ha dicho que existe un gran problema que la pareja no podrá evitar, pero nunca pasó, o tal vez no llegaba el momento exacto.

El destino había puesto piedras en el camino de la pareja pero ellos pudieron saltarlas. Gran error. Pudieron tomar eso como simples advertencias, pero decidieron arriesgarse ¿Ahora que seguía? En una vida donde tienes que arriesgarte hasta el último momento es difícil averiguar qué es lo que sigue después, nadie te dice del día a la mañana que tendrás que esconderte de todo el mundo con tal de no morir a manos de un pueblo siendo un adolescente. La vida de estos chicos había comenzado como una aventura adolescente, dónde solo buscaban experimentar, pero ahora se había convertido en una aventura de vida o muerte. Lastima que era tarde para decidir que no querían seguir en esto.

Solo faltaban catorce días para que el otoño dijera adiós y no se iría solo, también llevaría consigo a alguien...

Sentados al lado del gran lago donde se encontraron los dos chicos por primera vez, estaban ahí de nuevo, con el afán de poder estarlo por siempre, ya saben, sueños que cuando eres adolescente no existen límites.
Prometiendo al aire sus vidas, perdidos entre los besos, apegados el uno al otro, amándose de manera correcta pero prohibida.

—Quiero amarte hasta que mis ojos cierren por completo, pero te juro que siempre volveré en el otoño, para que nuestras almas vuelvan a juntarse y vuelvan a adueñarse de esta época, solo tú y yo, sin miedo a nada ni a nadie, te amo tanto, aún más de lo que crees.—Le habló bajo el mayor y el pelinegro solo respondió con uno de mil besos dados esa noche.

La noche continuaba con normalidad, sin interrupción alguna, solo ellos dos y la naturaleza. Conversaciones de amor que solo ellos podían entender, una burbuja de amor que por alguna extraña razón se sentía bien, habían construido un mundo dónde amar no estaba prohibido, donde no existían los miedos, dónde las clases sociales no importaban más que un persona, un mundo solo para ellos. Un mundo lleno de lo que ellos llamaban libertad.

Los dos jóvenes habían encontrado todo lo que buscaron, eso a lo que la gente le ha llamado por años amor adolescente.

Y solo quedaba el destino, que te daba todo pero igual y lo quitaba, para los jóvenes no le hacía mucha competencia, pero les recuerdo que es el quién pone y dispone a su gusto. Ya les había dado y les había quitado, había devuelto todo, les dió una advertencia y ahora volvería a atacar sin razón alguna, también tenía de su lado a la sociedad conservadora, la cuál todo mundo tiene por seguro que jamás cambiará, existen personas que si lo han cambiado en contra de los pensamientos conservadores pero todavía existe gente que no y para la desgracia de muchos, ese tipo de personas siguen siendo la gran mayoría y por ende jamás se logrará cambiar los ideales.
Ahora la pareja se enfrentaría a más pero no habría más salidas ¿O si?

Las salidas de los amantes de lo prohibido estaban cada vez en más riesgo, aunque ellos fueran más rápidos que el peligro que los acechaba. No duraría mucho.

—Vamos, tenemos todo el pueblo para nosotros.—Romer tomó el brazo del mayor y jaló de él.

—Por si no lo notas, es de madrugada, no podemos estar corriendo por los callejones así por qué si, podríamos esperar a que la mañana llegué, y ni siquiera veo bien en la noche, me voy a caer.—Se quejó el mayor.

—Solo camina y disfruta la madrugada, es linda ¿No?—El mayor asintió.

—Que la madrugada sea linda no significa que deba andar corriendo por todos lados, hace frío y las calles están mojadas por qué ha llovido todo el día. Razón por la que estamos aquí de madruga. Mucho sentido no tiene.

—¿Ya terminaste de quejarte?

—Ya....

Siguieron caminando sin algún destino, corrían por las calles del pueblo, tener un pueblo entero solo para ti tiene sus ventajas, y desventajas.

Sin siquiera observar su alrededor siguieron conviviendo normal, seguía siendo bastante tarde pero ahí seguían, de tanto correr llegaron a un bosque pequeño, estaba oscuro pero era buen lugar para poder descansar.
No habían sentido el tiempo y ya estaba por amanecer, ambos sin haber dormido, o al menos no lo suficiente.

—Estoy seguro que no falta mucho para el amanecer, ¿No deberías regresar a casa?—Habló el mayor.—En menos de una hora se hará de día y no tendrás excusas para mentirle a tu madre, así que ve y duerme lo que no has dormido aún.

—Bien, me iré pero de mí no te vas a salvar está tarde.—Le robó un beso al castaño y se fué corriendo lo más rápido que pudo.

El mayor lo miró irse y con una sonrisa en su rostro se dirigió a casa también.

Amor de otoño.  [✔️]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt