XXI 🍁

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Pocos días para que el otoño terminara y el rumor iba llegando a la boca de todos, sin siquiera saber el nombre de los chicos y sin tampoco tener referencia de ellos o alguna prueba de su amorío.

Oscar llegaba a su casa y apenas podía recostarse en su cama cuando la puerta fué abierta de golpe.

—Oscar...—Su madre estaba llorando y en sus ojos se veía miedo.—H-Hay una rumor en el pueblo... Estoy segura que se trata de ustedes, los quieren matar, ellos quieren deshacerse de ustedes, no sé la razón pero hijo mío... Tienes que cuidarte y avisarle a Romer sobre esto antes de que sea demasiado tarde...—La mujer siguió llorando mientras que Oscar no sabía que hacer, ni como reaccionar. ¿Otra vez el destino?

—Voy a solucionar esto, te juro que mañana hablaré con el...

—Si, si, el tiene que saberlo, no quiero que nada les pase a ambos, no sé cómo llegó el rumor al pueblo, no quiero ni siquiera saberlo...

—No pasará nada, me cuidaré de Romer y no habrá problemas, no pienses en lo negativo, no pasará algo malo, tranquila...—El chico abrazó a su madre sabiendo que todo saldría mal pero cumpliría su promesa. Cuidaría de Romer y a él no le pasaría nada.

El castaño intentaba dormir pero ahora le resultaba imposible. Ya no había más opciones, solo dejarse guiar por cualquier camino que apareciera primero.
Sin dormir ni un poco, con la mirada cansada y el pensamiento matando todo su ser. Se había hecho de mañana, solo nueve días para que el otoño terminara.

Salió de su casa a toda prisa, tenía que encontrar a su amado lo antes posible pero para su gran desgracia.
Los nombres de los chicos hijos del pecado han sido descubiertos, no se sabe aún como lucen, tampoco se sabe a la familia que ambos pertenecen”

Esa maldita frase por todos lados, hojas por todos lados que ofrecían recompensa por encontrar a los chicos.
Odiaba tanto a esa gente, no habían cometido algún crimen, solo se enamoraron de lo prohibido y ahora eran buscados como si fueran delincuentes ¿Que clase de sociedad es esta?

Y mientras tanto en casa de Romer también estaba todo mal.

La puerta fué bruscamente abierta y una silueta de una mujer se encontraba en frente, con un aura peligrosa, y con su mirada de desprecio que siempre solía tener.

—¡Tienes un jodido minuto para poder decirme que es lo que en realidad escondes! ¡¿Cuánto tiempo has estado mintiendo?! ¡Por tu culpa ahora estaremos en la peor reputación!—La mujer gritaba.

—Mamá enserio, es un amigo, deberías creerme, soy tu hijo.

—No me interesa si eres mi hijo, rompiste las reglas, Romer, me encargaré de que te arrepientas por dejar así a la familia.—La mujer le soltó un golpe su hijo.—Veremos si tú amigo seguirá vivo, veremos si tú amistad perdura.—La mujer le sonrió cínicamente y se fue de la habitación pero antes de que el pelinegro pudiera salir ella cerró la puerta con llave.—Nadie entra, nadie sale...

Carlos y Mark la habían escuchado todo desde las escaleras y sabían que toda la culpa la tenían ellos, pero ya bastaba de tanta culpa, tenían que ayudar ahora.

—Si no me equivoco esas son la llaves de la casa entera, hay solo dos copias, las empleadas tienen una, los guardias otra y la que tiene mamá es la original.—Aseguró Carlos.

—¿Y que propones?

—Vas a pedir las llaves del cuarto subterráneo, dónde está la biblioteca olvidada y dirás qué necesitas algo de ahí, después tienes que separar las llaves del las habitaciones. Tienen un diseño dorado pero son muy diferentes a las demás.

—¿Existe una biblioteca en esta casa?

—¿Por que crees que dije que estaba olvidada, pedazo de genio? No tengo tiempo para esto ¿Entendiste lo que harás?

—Si, pero mientras yo hago eso ¿Tu que harás?—Preguntó con intriga el mayor.

—Me darás las llaves que separaste y tendrás que distraer a mamá y a las empleadas para que nadie esté en los pasillos. Y hablando de pasillos, cuando abra la habitación de Romer, el tiene que salir por la puerta de atrás y tiene que irse al pueblo, lo más rápido que pueda y volveré a cerrar la habitación con llave mientras tú distraes a los guardias para que no se fijen en quien sale por la puerta trasera. Yo ya tengo el plan para que nadie note su ausencia.—El menor estaba confiado y sabía que su plan saldría bien.

—Me parece bien, ahora a hacer esto.

El plan para sacar a su hermano había empezado y todo iba bien.
Mark pidió las llaves para la habitación subterránea y con cuidado separó las llaves dejándolas caer al piso, mientras que Carlos le ayudaba a recogerlas tomó las que necesitaba y subió al piso de arriba, dandole una señal al mayor de que debía empezar a distraer a todos.
Se escucharon varias cosas caer y con este ruido también se escuchó un grito que hizo alterar a los trabajadores de la casa. Todos corrieron hacia el piso subterráneo y Carlos sabía que ya era momento. Abrió la puerta de la habitación de su hermano y ahí estaba el, pálido y con los ojos rojos de tanto llorar.

—Escúchame, tienes que irte con Oscar, ya. Por la puerta trasera, recuerda lo mucho que te amo, no tengas miedo, Mark y yo lo estamos solucionando esto. Ve con Oscar y escapen del pueblo y si es posible, manténgase lejos hasta que se cansen de buscarlos.—El pequeño Carlos abrazó a su hermano y lo vió partir de forma rápida.

Cerró la puerta de la habitación y se dirigió rápido a dónde su hermano mayor se encontraba, a lado de el habían mínimo unas quince empleadas limpiando todo lo que “accidentalmente” había roto y derrumbado. Mientras que los guardias quienes pensaron que alguien había entrado a la casa se iban de forma rápida para regresar a sus lugares.

Ambos hermanos rezaban para que Romer pudiera salir lo más seguro posible.

Amor de otoño.  [✔️]Where stories live. Discover now