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𝙇𝙇𝙀𝙂𝘼𝙈𝙊𝙎 𝘼𝙇 pavimento y el grupito estaba reunido hablando sobre lo que haríamos ahora y nuevamente sobre Luna.
- No parce, no puedo dejar de pensar en lo que le paso a luna... ¿Sera que si la tiraron? - le digo a Brayan mientras apoyo la cabeza en su hombro pensativa.
- Ya deje de botar tanta lora con eso, nadie sabe que fue lo que pasó. Toca esperar haber si la tiraron o ella misma fue - mientras Brayan dice esto puedo sentir como empieza hacer leves caricias en mi cabeza. Yo sonrio y este me devuelve la sonrisa.
- ¿Qué hubo? - puedo escuchar una voz bastante conocida, dirijo mi mirada a aquella persona y era Mariana. Nadie le había contestado su saludo - ¿Qué hubo, nadie tiene boca aquí o que? - repite, está vez en tono enfadado.
- Ya, tranquila - digo con cansancio mientras ruedo los ojos - ya la vimos.
- Parceros, ¿cómo va la Luna? - Juank se integra en la conversación intentando cambiar de tema.
- Nada, no sabemos nada - contesta mi amigo peli largo. Este hace una pausa antes de seguir hablando - pero sigo pensando que si vamos a la catedral a pedir por ella, ¿Si? - dice mirandonos a todos tratando de buscar aprobación.
- Hágale, de una. Yo los acompaño - Mariana fue la primera en contestar.
- Si, si. Yo también - dice Juank.
- Mira papi, la plata que era del paseo se la vamos a dar a rubí para que se la de a la mamá de luna - escucho que dice Cristian.
- Bien Cristian. ¿Saben qué?, Cuenten conmigo para lo que sea - dijo Mariana apoyando nuestra decisión.
- Bueno Parceros, yo los acompañó hasta el transmi. Ustedes saben porque, ustedes saben que en mis creencias no está eso - dice Daniel.
- Hágale, todo bien. Nosotros respetamos esa vuelta del culto - contesta Brayan.
- Pero sabe que, la mejor energía para la luna - vuelve a hablar Daniel.
- Mejor vamos ya, que nos coge la noche - dice Cristian mientras se pone de pie.
Todos asienten y imitan su acción.
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Nos encontrábamos frente al Transmilenio. Listos para colarnos.
- Hágale pues. 1, 2, 3... -empiezo a contar ya que habíamos quedado que yo iba a dar la señal - De una - grité y todos empezamos a correr, menos Daniel que nos apoyaba desde lejos.
- ¡Eso Cristian, hágale! - escucho como Daniel nos animaba -¡eso, eso. Suban!.
Cristian nos ayudaba a la Barby's y a mí a subir, y al terminar se enredó en la subida por lo que todos le tuvieron que ayudar.
