Príncipe De Medianoche. Harry Potter

Capítulo 4: Problemas En Hogwarts

Era mitad de semana y los alumnos de años superiores estaban bastante estresados por sus exámenes, Harry y Ron los miraban con preocupación ya que se pasaban estudiando todo el tiempo libre que tenían, Hermione les decía que ellos también deberían estar haciendo lo mismo, ya que ellos también tenían exámenes aunque no tan importantes como sus compañeros más grandes. Ron y Harry estaban en una mesa con los libros abiertos ( con Hermione observando que no los cerraran) estudiando pociones, Snape les había mandado hacer un resumen de la última poción que había hecho en su clase y que la mitad no logro hacer. Su amiga les ayudaba cuando se trancaban pero a Harry le fue mejor de lo que esperaba, le resultó fácil hacer el resumen ya que había leído el libro con anticipación. Ron estaba luchando con algunos conceptos que no entendia y cada vez estaba más molesto

— maldito murcielago grasiento — se quejo Ron por enésima vez ese día

— si leyeras más seguido no te pasaría esto — comentó Hermione a su amigo

— tengo cosas más importantes que hacer que leer mione — respondió el pelirrojo molesto

— y así te va después — susurro la bruja

Harry negó con la cabeza por la discusión que estaban teniendo sus amigos, aunque estaba de acuerdo con ella de todos modos. Se levantó de su asiento y se dirigió al baño para poder aplicarse las pociones que él y Hermione habían hecho el domingo, habían logrado conseguir los ingredientes para hacer pociones curativas más eficaces que las que harry había hecho siguiendo el libro de primero. Se acercó al espejo y se fue quitando la túnica de Gryffindor para dejar ver un buzo muy descuidado y con agujeros, se lo sacó dejando ver un torso lleno de moretones de todos los colores posibles, tenía rasguños y golpes viejos. Sacó del bolsillo de su túnica en el suelo la pequeña pocion color verde claro, y comenzó a aplicarse en todo su cuerpo, la sensación de alivio era indescriptible. Había olvidado o estaba tan acostumbrado a sentir dolor todo el tiempo que no se había dado cuenta que al moverse le dolía todo pero nunca emitió ningún sonido de queja, cosa que le habían enseñado los Dursley a no hacer ya que si se quejaba los golpes eran peores. Luego de quince minutos y de haberse vestido salió del baño encontrándose con sus amigos a punto de tocar la puerta

— estas bien? — preguntó Ron preocupado

— si. Me siento mucho mejor ahora — respondió Harry con una sonrisa

Hermione llegó y les lanzó la mochila a cada uno

— tenemos pociones. Vamos — comento dándose la vuelta y saliendo por el retrato

Ron y Harry la siguieron hasta las mazmorras, ya habían aprendido donde quedaba cada cosa en el castillo. Bajaron las escaleras y llegaron hasta la puerta del aula de pociones donde Snape los miraba furioso, se hizo a un lado  y dejó pasar a los niños. El Trío entró y se sentó lejos del profesor. Severus dio comienzo a su clase indicando la poción que harían el día de hoy, con un movimiento de varita el pizarron se lleno de las indicaciones que los alumnos debían seguir. En un silencio  absoluto los niños comenzaron a preparar la pocion que allí decía, picaron y trituraron ingredientes y una vez que tuvieron todo listo, dieron comienzo a colocarlo en el caldero. Mientras tanto Snape se paseaba por entremedio de los asientos de los estudiantes observando  a cada uno por unos segundos, desconfíaba que pudieran la mayoría hacer esta poción bien. Pero como era relativamente fácil tenía un poco de esperanza. Aunque eso duró poco. Un sonido silbante llamó la atención del pocionista, se giro para ver a un alumno de Gryffindor ( cuando no) alejándose lentamente de su caldero. A partir de ahí todo fue en cámara lenta para el profesor, el contenido del caldero burbujeo furiosamente y subió con una rapidez asombrosa para luego explotar, pero conforme a lo que se esperaría que pasara, no pasó. Sin embargo un humo color gris casi blanco inundó la habitación, los alumnos empezaron a toser y a tener dificultades para respirar.