PRÓLOGO

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Era el año 1972.

Un año realmente frío e injusto con todos.

El índice de robos cometidos alrededor de los casi doce meses del año, habían incrementado drásticamente y con el gobierno ocupándose de otros asuntos, práctica y sencillamente no se podía hacer demasiado.

Muchas calles y edificios departamentales fueron revisados y registrados sin descanso por policías comprometidos con el hecho de hacer cumplir la ley sin lograr nada.

Las diferencias entre las víctimas se volvían mayores caso tras caso sin arrojar un patrón claro. El único punto en común era el robo del dinero y las pertenencias en el transcurso de las horas nocturnas en momentos donde los dueños de las casas no se encontraban, pero si por mala suerte éstos estaban en su domicilio en ese desafortunado momento, la vida les era arrebatada, dejando así un rastro de profundo dolor y duelo a los parientes tras la pérdida de los fallecidos a manos de un homicida desconocido.

En el caso del expediente #107, una mujer de aproximadamente 35 años había salido de su casa para abandonar en la calle deliberadamente a su perro. Un labrador de corta edad que a su parecer era demasiado inquieto y ruidoso para su gusto.

Desgraciadamente después de engañar al indefenso cachorro, regresó corriendo a su hogar, sin saber que le tocaría presenciar el hurto de sus pertenencias y por consecuente perder la vida de manera violenta.

Tuvieron que pasar muchos días para que fuera reportado el caso como desaparición de la persona y tras revisar el lugar corroborar el robo y asesinato.

Curiosamente el destino teje de manera caprichosa los hilos que conectan a las personas y ese cachorro abandonado que lloraba buscando alimento y refugio, fue recogido tiempo después por una mujer de edad avanzada, quien al ver el obscuro pelaje y los ojos ahumados del inquieto can, decidió llamarlo "Sombra".

Doña Lenita, como le llamaban de cariño todos quienes conocían a la noble mujer, era muy bondadosa y compasiva. Siempre buscaba la manera de adoptar o ayudar a los perritos en situación de calle y Sombra en este caso había corrido con la suerte de que ella lo encontrase para darle refugio, alimento y cariño.

Si los perros pudieran hablar, Sombra habría afirmado que con todo su corazón de cuatro patas amaba incondicionalmente a Lenita. Era tanto el amor que la mujer le daba, que el juraba protegerla en cuerpo y alma.

El tiempo pasaba.

El frío de la injusticia continuaba extendiéndose año con año al seguir incrementándose los casos de robo y asesinatos, sólo dando por resultado que una sola persona era el ladrón y homicida, sin tener en claro nada más.

Fue hasta el año de 1980, en el día 27 del mes de Octubre, en la Calle Reyes, Número 36, que ese mortal frío llegó a la casa de Doña Lenita y Sombra.

El tiempo parecía haberse detenido y congelado en su pecho tras ese desgarrador dolor que presenció y sintió el can.

Definitivamente pasando del día a la noche, perdido entre la luz y la penumbra, Sombra sintió que no volvería a ser el mismo, escuchando el decreciente latir de su corazón en sus oídos.

" SOMBRA " .Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ