Capítulo 24

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Capítulo 24. Un suicidio fuera del plan

—Miren nada más, por fin las encuentro. —Heather Duke soltó mientras las alcanzaba. Verónica y Heather McNamara se vieron, compartiendo esa expresión de incomodidad que tenían cada que se les acercaba.— No las veía desde la tercera clase.

—Te estábamos evitando —respondió Verónica con una sonrisa sarcástica y la muchacha de verde arqueó las cejas, incrédula.

—Lo que me hiciste fue horrible, Heather. —Le dijo McNamara y su ex-amiga tronó la lengua.

—Como sea. —Alzó una tabla de madera con una hoja encima y se las entregó junto con una pluma.— Necesito que firmen esto.

—¿Qué es? —preguntó Heather al tiempo que la sostenía.

—Una petición para que el gobierno establezca una fecha oficial para recordar a las víctimas del suicidio. —Verónica arqueó las cejas y Duke rodó los ojos de inmediato.— No me mires así, Verónica, fue idea de tu novio.

—¿JD? —Cuando su amiga terminó de firmar, le quitó el documento y lo analizó. Parecía ser precisamente lo que le acababan de decir que era; sin embargo, lo conocía lo suficientemente bien para saber que había un motivo oculto.— No sé que trama, pero si sabes lo que te conviene, vas a quemar esa hoja, Heather.

—Imposible. —Recobró la tabla.— Sólo falsificaré tu firma como hice con la de Martha Dumbo. —Sonrió de la manera más falsa de todas.— No está en condiciones de firmar nada el día de hoy.

—¿Por qué?

—¿No sabías? Se echó de panzaso desde un puente en la madrugada con una carta suicida colgando del cuello.

Sintió cómo todo el mundo se detuvo por un instante. Ay, no. ¿Qué hice? La culpa la inundó en un segundo. ¿Cómo es que no lo había pensado antes? Martha era sensible. Terriblemente sensible. Después de la muerte de Ram y con el cruel discurso de JD, por supuesto que se había sentido triste, perdida, como si ya no tuviera más un rumbo—y no había hecho nada para ayudarla.

Apretó los puños, buscando el coraje para preguntar lo que en verdad necesitaba saber.

—¿Está—

La palabra se atoró en su garganta.

... muerta?

Para su suerte, Heather Duke entendió lo que quería decir.

—Sólo tiene unos huesos rotos. Está en el hospital y la darán de alta en unos días. Fue otra nerd intentando imitar a los populares y fracasando miserablemente.

Hasta entonces, Verónica dejó caer sus libros de texto y se echó a correr.

Escuchó la campana sonando, marcando el inicio de la próxima clase, pero no le importó. Corrió por el pasillo tan rápidamente como pudo, dejando detrás su mochila y sus útiles, y salió de la preparatoria, dirigiéndose a su casa. No podía llegar caminando hasta el hospital y el único auto que tenía a su disposición desde finalizar su relación, era el de sus papás. Así que corrió. Igual que el día en que había dejado ir a Martha para perseguir a Heather, corrió y corrió y corrió. Corrió hasta que sus rodillas se vencieron y calló de cara contra el pavimento, después se puso de pie y volvió a avanzar. Lloró, también, chilló y berreó con mucha intensidad; y siguió corriendo.

HeathersWhere stories live. Discover now