Deku XXII

59 5 0
                                    

Después de la lucha de esta mañana y de estar todo el día pendiente de mí, por fin Kacchan está dormido, así que me aprieto contra su cuerpo. Entre todas las emociones del día, el exceso de reposo porque Kacchan no me ha dejado hacer nada y ahora que estoy notando su calor tan cerca, creo que no tengo sueño.

Con la poca luz de mi cuarto, veo su cara mientras duerme, y estudio sus rasgos, me parece hermoso y tan diferente a cuando está despierto con su ceño siempre fruncido, y esos ojos rabiosos...

¿Y qué decir de su cuerpo?, veo sus pectorales y sus abdominales marcados fruto de tantas horas de ejercicio y trabajo duro, y mis dedos no paran quietos palpando aquí y allí. También mi lengua atrevida chupa unos de sus pezones que se expande por el suave roce.
Sonrío cuando deja escapar un pequeño gemido y entonces noto cierta presión en mi cadera cuando su erección empieza a presionar contra mi cuerpo. No me lo pienso y deslizo su pantalón corto y su bóxer, exponiendo su generoso armamento hasta que inevitablemente, va al encuentro de mi boca. Kacchan se mueve inquieto, y entonces oigo su voz sensual.

—Deku...

Sus gemidos llenan el aire y sus dedos se pierden entre mi pelo, presionando mi cara ligeramente contra su entrepierna. Me encanta chuparlo, sobre todo cuando lo veo arquear su espalda gruñendo como una bestia, esa que trata de mantener agazapada porque dice que no me quiere asustar, pero que a mí me resulta tan atractiva y tremendamente excitante.

—Deku, por favor, voy a...arggg...

Su semilla se derrama en mi boca y creo que es el sabor que más me gusta del mundo, salado y un poco picante, como él.

Kacchan me aprieta y continúa jadeando y gruñendo, y reparte varios besos por mi pelo y mi cara.

—Vas a matarme, y yo que creía que estaba soñando, puf...¿por qué me miras así?

—Venga Kacchan dámelo, sabes que lo quiero.

Me mira con los ojos muy abiertos y entonces agarro su dedo y lo chupo con suavidad, dejándolo lleno de saliva y resbaloso.

—Eres terrible, eres como un pequeño elfo salido...¿y si te hago daño?

—Pues usa esto—le digo dándole un pequeño bote de gel que tengo en la mesilla.

—¿Por qué tienes lubricante?, me dijiste que nunca lo habías hecho—pregunta asustado.

—Para esto—me aplico una pequeña parte en mis manos y la extiendo por su dureza, que de nuevo gana consistencia—¿nunca has probado así?

—Dios, eres demasiado bueno en esto, ¿lo sabias?

El mueve sus caderas siguiendo mi ritmo, pero me quedo quieto cuando está cerca de nuevo.

—Primero me toca a mí—le digo pícaro.

Kacchan me mira asombrado, como si no me conociera y yo me tumbo en la cama esperando que empiece con lo suyo. Aunque me observa un poco dudoso, en cuanto se lanza contra mí, ya no me da tregua, pasando sus labios desde mi boca hacia mi cuello, mis pezones y toda la piel de mi abdomen hasta terminar en mi miembro que lo recibe ansioso.

Noto la primera intrusión, pero es solo un roce cauteloso, aunque uno de mis jadeos sensuales le anima a continuar. Se desliza poco a poco, hasta rozar ese punto que me provoca tantas cosas. Mientras sigue con esas caricias tan íntimas, se desliza por mi costado, besando cada parte de mi piel, hasta que me mordisquea la oreja susurrando en mi oído:

—¿Por qué tienes ese póster mío en tu baño?

—¿Tengo qué explicártelo?—le contesto entre jadeos.

—¿Y desde cuándo haces "eso" pensando en mí?

—Desde hace un tiempo...así que imagina lo que es esto para mí...eres un sueño hecho realidad.

Ahogo mis gemidos en su boca cuando lo atraigo hacia mí con mis manos en su cuello, mientras su dedo sigue haciendo de las suyas por ahí abajo. Para aumentar el placer, junto su dureza con la mía y nos acaricio despacio.

—Kacchan, ¿podrías...entrar?—mi voz suena a súplica.

—No, esta mañana estabas medio muerto en mis brazos...no quiero hacerte daño.

—¿Y tu placer?

—Vas muy bien así...sigue—me dice entrecortado.

Pero yo quiero algo más, así que lo tumbo y yo tomo posición encima de él, teniendo su miembro a punto y muy cerca de mi boca, también dejo el mío al alcance de de la suya, colocando mis rodillas a cada lado de su cabeza, en una situación nueva, pero excitante.

Boku no Deku (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora