Capítulo 17

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Akinori tenía la impresión de que todo se estaba derrumbando a su alrededor. La desaparición de Bokuto había pillado a casi todo el mundo por sorpresa. Pese a sus esfuerzos por intentar aparentar que estaba bien, Akaashi no había conseguido engañar a nadie en el equipo cuando lo único que había hecho era retraerse aún más en sí mismo.

Aún no hacía ni una semana que habían caído en segunda ronda pero Akinori tenía la impresión de que había pasado una eternidad. Los entrenamientos sin Bokuto y Akaashi no eran lo mismo. Con Bokuto desaparecido en combate, Akaashi no había aparecido por el gimnasio ni un solo día. Casi parecía que estuviera de duelo. Akinori no acababa de entenderlo. No era como si Bokuto hubiese muerto. Ni siquiera era la primera vez que se convertía en búho pero casi parecía que esta vez Bokuto no iba a volver.

Akinori se dejó caer en su asiento derrotado y estampó la mochila sobre la mesa. Por un instante, deseó que todo no fuera más que una pesadilla. El pupitre en el que solía sentarse Bokuto parecía observarlo con mirada inquisitiva.

–¿Has sabido algo de Bokuto? –La voz de Saru lo pilló desprevenido.

Akinori lo miró de reojo sin despegar la mejilla de la mesa. Komi arqueó una ceja sin decir media palabra. Casi hubiese sido mejor no salir de la cama esa mañana. Los rumores de la desaparición de Bokuto parecían estar en boca de todo el instituto. Todo el mundo había visto el video que circulaba por Internet. Un instante Bokuto estaba allí y al siguiente, como por arte de magia, ya no. Todo el esfuerzo entrenando hasta que casi no se notaba los brazos parecía no haber servido de nada. Al menos Bokuto no había perdido el control en medio de un partido. La calidad del vídeo, grabado con un móvil viejo, era tan horrible que era casi imposible ver los pequeños detalles que probaban que Bokuto no era humano sin saber qué mirar.

–Le ha tenido que pasar algo –dijo Komi–. ¿De verdad alguien se cree que se ha fugado de casa? ¿Antes de jugar un partido? ¡Si ni siquiera estaba viviendo con sus padres!

–La mayoría de la gente no conoce a Bokuto como nosotros. –Akinori se incorporó apoyándose contra el respaldo de la silla. Empezaba a estar cansado de tener la misma conversación por enésima vez esa semana–. ¿Qué otra explicación queréis que encuentren?

–¡Alguien ha tenido que secuestrarlo! –Saru se sentó en el pupitre vacío–. ¡Cuatro días! ¡Cuatro días y nada! La policía tendría que estar investigando su desaparición.

–¿Secuestrarlo? ¿A Bokuto? –La risa de Akinori sonó algo desquiciada al recordar al bicharraco de algo más de medio metro que se había abalanzado sobre Akaashi y se había acurrucado contra su hombro. Casi parecía un milagro que el video no hubiese captado el momento.

–Entonces cómo explicas que Akaashi tampoco sepa nada. ¡Tú lo has visto! –Saru contestó–. Parece un alma en pena.

Akinori tuvo que morderse el labio. No había nada que odiara más que mentir a Komi y Saru, pero tampoco tenía otra opción.

–¿Y sino qué? ¿No eras tú el preocupado por su lo íbamos a encontrar tirado en una zanja? –dijo Komi–. ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

–¡Nadie lo ha secuestrado! ¿Vale? –Akinori gritó.

–Tú sabes algo. –Saru frunció el ceño–. ¿Qué nos estás ocultando?

Un escalofrío le recorrió la espalda al darse cuenta de lo que había salido por su boca. Akaashi iba a matarlo. Lo último que Akaashi necesitaba era más atención sobre él y su familia.

–Bokuto no es exactamente humano –Akinori murmuró frotándose los párpados–. Si os llevo a verle, tenéis que prometerme que no se lo diréis a nadie.

I'll stay with youWhere stories live. Discover now