Leone Abbacchio x tu 🍋🔥
Una nueva integrante ha llegado a la organización capturado la atención de cierto albino y de ciertas personas más.
Un secreto que no se ha revelado.
" Solo yo puedo tocarla"
...
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Tus pequeños jadeos se hacían presentes con cada hambriento beso que nos dábamos. Mi lengua acariciaba con un vaivén la tuya y un fino hilo de saliva caía por tus comisuras y las manchas del labial. Un mordisco en mi labio proviniendo de ti bastó para causarme un escalofrío.
Después de una pausa nos miramos de frente nuevamente, tu rostro ya fuertemente sonrojado y tus ojos nubosos me observaban con cierto descaro.
Sin palabra alguna, tomé mi creciente miembro y lo frote en tu clitoris, podía sentir lo caliente y palpitante de tu sexo, ante esto jadeaste desprevenida. Alcé más tus pequeñas piernas y me acomode en tu entrada ya húmeda. Mis ansias eran incontrolables en ese momento, de verdad quería undirme de placer contigo, pero debía ser pasiente.
Con delicadeza comencé a introducirme en ti, tu reacción era de dolor... Lo entendía por completo... Estabas regalandome aquello mas preciado de ti.
Este pensamiento hizo acercarme más a ti y darte un cálido beso en la frente.
Abbacchio: ... Todo estara bien... Te lo prometo
Afirme jadeante. Asentiste y moviste un poco tu cadera, haciendo que mi miembro se undiera más en tus interior.
Solté nuevamente un jadeo ronco.
De verdad... Estas decidida a pasarla bien. Pensé.
Comencé a moverme lentamente, el dolor que reflejabas comenzaba a desaparecer y ahora eran expresiones de placer.
Alzaste tus brazos y me atrajiste abrazándome al igual que tus muslos a mis caderas..
Tu respiración y tus gemidos comenzaban a notarse más en mi oído, una mezcla de lujuria y necesidad comenzó a crecer más, haciendo que te tome con firmeza e introducirme con más fuerza. El extasis que emanabas hacia brillar mi aura.
Comenzaban a escucharse aquellos sonidos obscenos y humedos
Y eso me encantaba.
Aturdido y nublado por aquel ambiente que generaste, tomé en mis manos uno de tus pecho y comencé a estimularlo mientras que mi cadera seguía golpeando tu vagina.
Tus pechos rebotaban al son de mis embestidas, tus pezones ya sonrosados por mis caricias comenzaban a notarse más. Tus perfectas caderas se contoneaban debido a tu placer, queriendo más fricción entre nuestros cuerpos.
