Hay un momento de nuestras vidas en el que
somos tan vulnerables que nos rompemos y no
sabemos cuándo las piezas se volverán a unir.
Así era como se sentía Elisabeth luego de pasar
un largo tiempo en una relación tóxica, hasta que llegó él y se prop...
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-VAMOS, Elisabeth , deja de estar molesta con nosotros.-pidió Pierre mientras se deshacía de su camiseta para quedar solo con el traje de baño.
La castaña lo fulmino con sus ojos color avellana.
-Me dijeron que íbamos a recorrer la ciudad hoy porque no tenían mucho que hacer y termine varias horas sin hacer nada.-se cruzó de brazo en su silla.
Luego del fracasado intento de recorrer la ciudad los pilotos le propusieron a la castaña pasar un rato en la piscina del hotel para compensarla por el tiempo perdido que estuvo en el paddock esperando a que ellos terminaban de trabajar.
- No se porque aún te quejas si fui contigo a pasear un rato.-hablo ahora Charles.
-Después de tener que esperarte en la sala de reuniones de Ferrari.- murmuró con los ojos entrecerrados.
-Hermanita, cambia esa cara y anímate.-dijo Max.-Ya pasó y ya te prometimos que el lunes recorreríamos la ciudad dos veces si quieres.
-Ya no confió en ninguno de ustedes.-murmuró la castaña deshaciéndose de su vestido para quedar en traje de baño.
Cubrió sus ojos con unos lentes oscuros y reposó su espalda en una tumbona, si no recorrerían la ciudad por lo menos tomaría un poco de sol.
-¿Y a donde están los dos chicos que me caen bien ahora?-pregunto la castaña.
-¡Hey! Pensé que yo te caiga bien ahora.-se quejo Charles.
-No compras mi amor con helado.- soltó con un poco de molestia.
-Y unos lentes de sol.-agregó Pierre.
Beth bajo un poco sus lentes y miro al francés con sus ojos entrecerrados.
-Si te refieres a Carlos y a Lando, ya vienen.-mencionó Seb.-Tenían que terminar una reunión.
Beth abrió la boca para quejarse de que aún no dejaban de trabajar cuando escuchó la voz del británico pero lo que llamó su atención era que estaba hablando con su entrenador. No lo había escuchado antes y debía admitir que su acento tan marcado la hacía sentir mariposas, bueno, eso y que andaba sin camisa en traje de baño.
-Cierra la boca, podría haber mosquitos.-murmuró su hermano para molestarla.
-Cállate.-soltó sin despegar sus ojos del ojiverde.
-¿Eso es todo?-pregunto el ojiverde, su acompañante asistió.- Bien hasta luego. -El hombre misterioso desapareció y dejó ver a Sainz que estuvo detrás del británico todo este tiempo.
-Ya estamos aquí.-anunció el español .-Lando estaba recibiendo un regaño.