Hay un momento de nuestras vidas en el que
somos tan vulnerables que nos rompemos y no
sabemos cuándo las piezas se volverán a unir.
Así era como se sentía Elisabeth luego de pasar
un largo tiempo en una relación tóxica, hasta que llegó él y se prop...
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BETH salió del ascensor de buen humor luciendo un corto pantalón negro y una camisa blanca que le quedaba un poco grande pero que le agregaba más a su outfit y la hacía lucir cómoda y linda. Busco al británico con sus ojos miel y lo encontró de pie en el lobby concentrado en su teléfono, probablemente estaría jugando a algún juego, que era lo que solía hacer cuando tenía tiempo de sobra. Sonrió al verlo porque no solo lucia muy guapo sino que lucia como un chico cualquiera y no un famoso piloto de carreras.
-Me encanta cuando nos encontramos en el lobby pero creo que debemos probar el viejo método de tocar la puerta.-hablo haciendo que el ojiverde levantara su mirada de tu celular.
El rostro del británico se iluminó acompañado de una sonrisa y apuntes de hablar, observó a la castaña de arriba a abajo rápidamente pensando en lo hermosa que era aquella chica. Podría jurar que hasta con una bolsa de basura se vería hermosa.
-Podemos probarla la próxima cita, la tercera.-mencionó guardando su teléfono en el bolsillo trasero sin perder el contacto con los ojos de la castaña.
-Alguien tiene mucha confianza de que abra una tercera cita.
-Tengo mucha confianza de que si sucederá.
-Creo que primero deberíamos dejar que esta suceda y luego decidir si habrá una tercera.
-¿Como te podrías resistir a este chico tan asombroso?-soltó con gracia.
Elisabeth soltó una carcajada que llamó un poco la atención de algunas de las personas que se encontraban en el lobby pero no le importó porque cuando estaba con Lando se sentía como si estuvieran en una burbuja donde solo existían ellos.
-¿Tienes hambre?-pregunto el ojiverde.-Pensé que podríamos ir a comer algo.
-¿Algún sitio que tengas en mente?
-No conozco muchos restaurantes en Austria, cuando vengo mi rutina suele ser hotel, pista, hotel, pista, avión.
Beth soltó una pequeña carcajada. Y como si estuvieran en una caricatura, una luz se encendió en la cabeza de la castaña y se le ocurrió como podían pasar aquel día.
-¿Debería estar preocupado por la expresión en tu rostro?-cuestionó el británico nervioso al ver la sonrisa, casi parecía a la de un payaso, en el rostro de la castaña .
-No, más bien deberías estar emocionado.-comento ella.-Vamos, tengo una idea.
Beth tomó la mano del británico para diririgirse a la salida del hotel donde sabía se encontraba el auto del piloto. Ahí le insistió que fueran a la tienda de comida más cercana.
-Beth, ¿a donde vamos? - pregunto el ojiverde tratando de seguirle el paso a la castaña que caminaba rápido.
-Estoy intentó encontrar un supermercado o algo parecido.- murmuró mirando de lado a lado para encontrar una tienda.