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Dan-i's POV:
—¿Novio? — dijo Sunoo escéptico. —Creí qué lo de buscar novio era broma.
—Sunoo, mira a ese chico. —dije apuntando discretamente a un chico, que al parecer es empleado de la tienda. —¿No es lindo?
Wow, es realmente lindo, tiene una barbilla afilada, no miento, podría rebanar mi estabilidad emocional con su mentón y se lo agradecería. Además de eso es guapo y tiene un porte fino.
Él chico se encontraba hablando con alguien más, otro chico, él cuál también estaba extremadamente guapo. ¿Acaso es un sueño?
—Me acercaré y le pediré que sea mi novio.
—No seas tonta, Dan-i.— dijo Sunoo cansado.— Obviamente no va a aceptar.
—¿Cómo es que estás tan seguro de eso?
—Por qué nadie está tan loco como para aceptar la propuesta de una extraña.
—No soy una extraña, soy su futura novia.
—Dan-i, tienes que parar con esta tontería.
—¿Tontería? —dije apartando mi vista del chico y centrándome en Sunoo. —Se que es tu madre, pero no sabes lo terrible que se siente que alguien te critique en tu cara.
—¿Qué quieres que haga? Así es su personalidad.
—No, decir las verdades sin filtro y saber que puedes herir los sentimientos de otras personas no es una personalidad, Sunoo.—él se quedó callado mirándome con pena.— Tu madre, mi tía, me ha criticado por mi peso, mis calificaciones, las cosas que hago, las cosas que digo. Incluso por que no tengo un novio a cual llevar a cenar el día de Navidad. ¿En serio, crees que eso se basa sólo en su personalidad?
—Lo siento, Dan-i. No me refería a eso.
—Si, lo sé. Se que no eres igual que ella, Sunoo.
—Pero, Dan-i, no te ayudaré con esto. Me iré a casa.— dijo dirigiéndose a la salida.
—Kim Sunoo, no puedes decir nada de esto. No les puedes decir nada a la tía, ni a mi madre.— él sólo asintió y salió del local.
Busqué con mi mirada al chico lindo, el otro chico con el que hablaba se estaba llendo.
Perfecto, es mi oportunidad.
Me acercaba al chico guapo, el cuál sigo sin saber su nombre, pero él se distrajo con una cliente. Era una señora de unos treinta y tantos, empezaron a hablar, o más bien él la ayudaba con las cosas que iba a comprar.
Se que es el trabajo del chico, pero señora, no se puede esperar a que terminara de seducirlo. La señora escogía y escogía ropa para medirse, sin soltar al chico ni un segundo, creo que esto va para largo.
