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DAN-I'S POV:
No les miento, me quedé medio dormida en el autobús, digo medio, porque si hubiera estado completamente dormida la saliva de mi boca hubiera salido, y no habría despertado hasta mañana.
Con ligeros toques en mi mejilla, Jungwon se daba la tarea de despertarme de mi siesta.
—Dan-i, despierta. — decía mientras sobaba mi mejilla con el dorso de su mano.
Sin siquiera querer despertarme, abrí los ojos de poco en poco. La luz del autobús me cegó por unos instantes, pero después me acostumbré a ella. Me erguí, quitando mi cabeza del hombro de Jungwon.
—Buenos días. —dije bostezando al mismo tiempo que estiraba mis brazos.
—Son casi las once de la noche. — dijo el sonriendo burlonamente. De una manera desorientada volteaba a ver a mis alrededores, para darme cuenta que estábamos en el autobús. Jungwon se paró y tomó mi mano, me levanté de mi asiento y ambos bajamos del bus.
Caminamos dos calles más y al llegar a McDonald's pedimos nuestra comida.
—Yo quiero una cajita feliz. —dije señalando al cartel del menú. Jungwon pidió lo suyo y pagó, caminamos hacía una de las mesas vacías del restaurante y nos sentamos en las sillas, Jungwon frente a mi.
Seguía algo adormilada, aunque el frío del aire acondicionado, el cual daba directamente a mi hacía que me mantuviera despierta.
—¿Por qué pediste una cajita feliz? — me preguntó Jungwon, con su brazo apoyado en la mesa y su cabeza apoyada en su mano.
—Esas traen juguete. — dije sonriendo, mientras sobaba mis brazos para entrar un poco en calor.
—¿Tienes frío? —dijo Jungwon notando mi acción, asentí y luego él volvió a hablar. — Ven acá.
Palmeó la silla a su lado, dando a entender que me sentara ahí, le hice caso, me paré de mi asiento y me senté justo a lado de él. El rodeó mi cuerpo con su brazo y me atrajo más a él. Fue una sensación linda y cálida.
Él se tomaba el esfuerzo de tratar de quitar el frío que sentía con su abrazo. Me acerqué más a él y me recosté en su hombro. El restaurante estaba casi vacío, sólo había tres o cuatro personas más aparte de los trabajadores. El sueño volvió a llegar a mi, pero las palabras que Jungwon dijo me despertaron.
—Dan-i, por más linda que te vas durmiendo, no puedo dejar que lo hagas.
No es necesario mencionar que mis mejillas se pusieron al rojo vivo ante su aclaración. Obviamente no volteé a mirarlo porque arruinaría mi imagen de chica difícil, la cuál ningún hombre la hace sonrojar.
Pero del hombre del que hablamos es Yang Jungwon.
El mismo que aceptó ser mi novio, aquel al que le agrada mi personalidad, que me compró ropa y comida, me llevó a conocer a sus amigos... Wow, parece que el que me adoptó fue él.
