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Después de que sonó la puerta, la madre de Seokjin entró a la sala con el rostro bañado en lágrimas.

—¿Qué le hemos hecho?

—No tardará en regresar en cuanto tenga hambre o lo echen de la casa de sus amigos. —El padre trató de controlar a la omega cuyos hombros temblaban por los llantos. Sólo entonces pensó que tal vez había sido un poco demasiado severo con su hijo.

La verdad sobre nuestro líderWhere stories live. Discover now