II

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Aether despertó bastante temprano al día siguiente, alrededor de las nueve de la mañana

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Aether despertó bastante temprano al día siguiente, alrededor de las nueve de la mañana. Tenía una energía extremadamente positiva recorriéndole todo el cuerpo, además de sentirse muy ligero. La noche anterior fue refrescante y efectiva en su totalidad para su humor, tenía la sensación de que podía ganarle a todo el resto de arcontes de las demás naciones que le quedaban por explorar. La nueva motivación que nació en su interior le dejó una nueva perspectiva para encontrar a su hermana, nadie podía arruinarle su momento. El sexo era su terapia personal y lo acababa de confirmar.

Desató la desordenada trenza que aún llevaba, su cabello quedó demasiado enredado y dolía pasar el cepillo. Dormir con el cabello atado no fue una buena opción, se quejó por cada nudo que tuvo que alisar. Suspiró con alivio al terminar y se levantó. No tenía nada que limpiar ya que se encargó de eso antes de irse a dormir, pero lastimosamente mientras se distrajo limpiando Xiao se había ido. Sí, se sintió decepcionado de que se fuera, quería consentirlo un poco más para que no fuera a sentirse mal por haber sido rudo con él, pero sólo lo dejó. Vistió su ropa de siempre y bajó a recepción, pediría algo de comer para descansar en el día.

Llegó a la recepción, de su cuerpo parecía que escapaban flores perfumadas, estaba brillante y relajado, se podría decir que el cuerpo le flotaba.

—Oh, buenos días —Verr Goldet lo saludó—. Te ves de muy buen humor, ¿pasaste una noche agradable?

—Sí —balbuceó como un tonto—, muy agradable heh...

—¿Puedo pedirte un favor? —ella suspiró—, hay algunos monstruos merodeando por la posada... ¿Podrías deshacerte de ellos? Antes de que lo haga él y quedé todo un desastre...

—Está bien —aceptó con voz melosa, relajado—. Yo me encargo.

—¡Muchas gracias! Por eso la posada invitará tu comida hoy.

Asintió varias veces, aun teniendo el aura de flores alrededor. Le pidió a la mujer si podía trenzarle el cabello antes de salir. Normalmente Paimon lo hacía, pero como estaba alejado de ella tenía que recurrir a otras personas. La extrañaba ya un poco, pero con todo lo que quería hacer era mejor que estuviera lejos. Cuando tuvo su cabello trenzado otra vez, partió en busca de los monstruos. Sólo eran un par de hilichurls tratando de montar un campamento, alejarlos de la zona fue fácil y rápido, encendió bien sus músculos.

Pensó que había terminado, pero un hombre que encontró en el caminó le pidió si podía ir a dejar una carta. Aceptó, ¿por qué no? estaba de buen humor, al dejarla se encontró con otras dos personas que le pidieron algo diferente. Volvió a aceptar, pero, al acabar ambas terminó con cuatro personas más que le pidieron algo diferente. Comenzó a sentir su energía drenada, y eso que sólo ya era medio día. Llegó a la posada, muerto de hambre. Aún tenía que terminar los otros pedidos pero no podía más con el hambre. La posada invitaba su comida, así que comió la mayor cantidad de comida posible. Pero ya no se sentía liberando flores agradables, sentía un fuerte humo saliendo de su cabeza. Estaba irritado otra vez. Qué malgasto de energía positiva en estúpidos encargos diarios.

Desestrés [xiaoether]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora