1992- 9

352 46 1
                                    

Eran finales de Enero, después de hablar un poco de todo decidieron tener un perfil bajo, ninguno de los dos sabia como saldría todo, el que se llevaran bien no era algo que definiría su vida como pareja. Y aunque ninguno de los dos menciono abiertamente la diferencia de edad, era claro que tenían aún muchas cosas que librar y eso era obvio, ella era demasiado joven para presentarla como su pareja y definitivamente el demasiado mayor para ser su novio, pero así eran las cosas.

Eran 30 de enero de 1992, ese día seria la presentación del taller de Thea, todo estaba en orden, las últimas semanas paso ordenando lo más que pudo su mundo, y solo esperaba dar la suficiente buena impresión como para ser considerada.

Eran las 7 de la mañana, ambos se encontraban aun dormidos, la noche anterior, le ayudo en cuanto al guion de su presentación, además de que ahora se convertía en algo habitual que el durmiera por lo menos tres veces por semana en su apartamento.

Alan sintió que un sonido lo traía a la tierra, abrió los ojos con la frente de la joven clavada en su pecho, su brazo descansaba en su cintura mientras su respiración se acompasaba con la suya. Nuevamente el sonido del timbre le revolvió la paciencia. Se levantó lentamente, para ponerse el pantalón del pijama y la bata que prácticamente ya tenía de base en ese lugar.

-¿Qué sucede?- dijo la joven al notar que le faltaba en la cama

-Iré a abrir la puerta. ¿Esperas algo?- y ella solo negó volviendo a meterse entre las sabanas aun adormilada

Camino hasta la puerta, donde los timbrazos pasaron a ser más constantes

-¡Ya voy!- dijo quitando el seguro para después pasmarse con el rostro de quien tocaba la puerta

-¿Qué demonios haces aquí?- Eliot estaba frente a él con la cara completamente desencajada, claramente no esperaba que fuera el la persona que abriera su puerta

-Creo que eso debería preguntarlo yo, son las siete de la mañana y vienes a mi casa a molestar-

-¿Tu casa? Y girando sobre sí mismo maldijo- Dile que salga, tengo que hablar con ella-

-Supongo que el inglés no es tu lengua materna, así que lo diré con calma para que puedas entenderlo. ¿Qué haces aquí?-

-Solo quiero hablar con ella, que me explique porque demonios ha dejado el trabajo en la universidad, ¿La vas a mantener? Te harás cargo de ella a que es eso por lo que lo ha dejado. Si ella deja el trabajo a mí también me despiden. ¿Cómo pudo hacerlo?- el hombre no tenía ni idea de lo que hablaba, pero no quería quedar como estúpido.

-Mira, solo márchate y arregla tu propia vida, lo que hagamos no tiene nada que ver contigo-

Eliot de nuevo ardió en furia, intento arremeter contra Alan, pero este lo detuvo en seco sosteniéndolo de la camisa.

-Mira niño, no te permito que regreses aquí, quizá pase muchas cosas por alto, porque era algo que no conocía, pero Connor me dijo la clase de basura que eres, y está claro que no seré yo quien te rompa las piernas si te vuelves a acercar a esta casa-

-¿Connor sabe que te coges a su hija?- y la sorpresa no cabía en el

-Sera mejor que te largues- lo soltó- antes de que llame a la policía-

El hombre se quedó de pie sorprendido, mientras la puerta se le estampaba en la nariz. Por alguna extraña razón Alan estaba furioso se recargo en la puerta respirando profundamente, no podía dejarse ganar por ese mocoso que claramente necesitaba ayuda. Pero lo que si podía era pedirle explicaciones a la mujer con la que llevaba durmiendo semanas sobre algo tan delicado como esto.

La Vida que CompartimosOnde histórias criam vida. Descubra agora