XCIX - Planetario

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Los ojos del señor Craine se salieron de sus órbitas. Su mujer se agarraba a su brazo, y contenía las ganas del hombre de preguntar a voces qué hacían entrando en un planetario. ¿Era una broma? Porque, en cualquier caso, al señor Craine le iba a dar un soponcio.

—¡Melissa! ¿Qué significa esto?

La castaña negó con la cabeza.

—Mejor lo hablamos después. ¿Te parece?

—¡Por supuesto que no! ¿Qué clase de disparate es este? ¡No se puede oficiar una boda en un museo!

—Es un planetario, papá.

—¡Ya lo veo, hija! ¡Planetas es lo único que veo! ¿Y dónde está Jesucristo redentor?

De nada servía intentar acallar a su padre. Y mientras tanto, Saeyoung escondía las muecas que le producían las palabras de su suegro. «Se está enfadando» pensó ella. Lo que sin duda le aceleró el corazón.

Melissa parecía estar poniéndose nerviosa, y eso no era bueno en ningún caso.

—No podemos faltar a la cita. —inquirió Seven—. Las opiniones al respecto las discutiremos después.

—Ya veo que esto ha tenido que ser idea tuya. —gruñó el señor Craine—. ¡Estupendo! Ya lo discutiremos en profundidad.

Saeyoung tensó la mandíbula y contuvo a los siete demonios que tenía batallando dentro. Esos que le decían que aquella era la boda de Melissa y suya, y no la del señor Craine.

Si Dios seguía amparándole, que le diera paciencia. Paciencia para soportar las exigencias del señor Craine.

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¡Dios, Seven! - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora