Capítulo 63

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Salí del sótano mientras me limpiaba las manos con una tela. Cuando llegué a la habitación fui directo al baño a ducharme, me quité la ropa y me metí a la ducha.

El agua comenzó a teñirse del rojo carmesí de la sangre de Fiorella. Hice una mueca y noté mis manos temblando.

Sabía que así sacaban la información y conseguí más de lo que esperaba pero... se sentía extraño.

Quiero decir... no me sentía mal por Fiorella, me sentía mal por mi misma... era la primera vez que torturaba a alguien, la sensación de la carne y el hueso cortándose y los gritos de dolor de Fiorella...

Me apoyé por la pared ya que estaba por perder el equilibrio, tenía ganas de vomitar.

Decidí apresurarme a terminar la ducha y luego salí, las ganas de vomitar aún no desaparecían pero tampoco podía hacerlo, hasta que recordé su mano con tres dedos fuera, cortados en pedazos, el olor a sangre... Regresé corriendo al baño y vomite en el inodoro, lo hice tres veces hasta que me calmé.

Suspiré limpiando mi boca, me levanté y fui a lavar mi boca, traté de dejar de pensar en eso pero entonces recordé las grabaciones de Alessandro. Encontré su teléfono en la habitación, me metí a la grabadora de voz y me senté en la cama.

- Así que pudiste hacerlo... si lo hiciste y por eso estás escuchando esto, entonces puedo decirte que eres realmente fuerte bellezza. Tu determinación te llevó a esto y lo hiciste... No debería pero... me siento orgulloso de ti -

Se ríe ligeramente, aquella risa fue un alivio para mi, me acosté y presioné el teléfono contra mi mientras lo escuchaba hablar.

Me sentí mejor, siempre encontraba las palabras correctas y eso era lo que me gustaba de él. Sonreí ligeramente y la culpa o ganas de seguir vomitando desaparecieron, solo... cerré los ojos y me quedé dormida.

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- Dame la contraseña, ahora - Dije mientras tenía el teléfono de Fiorella en mano.

- Ya déjame... -

- No hasta que me digas todo, así que si me das la contraseña, terminaremos por hoy -

Ella me mira, su rostro cansado, magullado y con muecas de dolor... suspira profundamente.

- Veinte, cuarenta, diez -

Puse los números y este se desbloqueó.

- Bien... elegiste bien - Sonreí y me levanté para salir del sótano.

Investigué en su teléfono, vi los contactos y miré uno en particular. Sonreí y decidí pasarlo a mi teléfono, me servirá luego...

Entré en los mensajes y entonces abrí los ojos de par en par al leer una conversación.

- ¡Giselle, Fran! - Los nombrados aparecen - Saquen a todos de aquí y diganles que no regresen hasta que yo les diga. Nosotros mientras, nos iremos a la casa de la familia de Alec -

- ¿Qué sucede, señorita? - Pregunta Giselle claramente preocupada.

- Según la conversación que tiene con Nicolás, atacarán este lugar en tres días. Tienen a mucha gente de su parte, debemos irnos -

- Entendido -

- Pero esperen... Tengo un plan, nos llevaremos a Fiorella para que no abra la boca, pero las personas que se queden aquí tendrán que hacer algo, Fran, reúne a cuarenta hombres de confianza -

- Enseguida -

- Giselle, prepara una cámara y el despacho de Alec, también diles a las chicas que preparen sangre falsa, bastante, y necesitaré una pistola -

- Si, señorita -

Ellos se alejan y yo salí al patio un segundo, Rex y Neyron se me acercan y me comienzan a pedir cariño, yo les sonreí y abracé.

- Ustedes también se vienen conmigo - Murmuré.

- ¿Y qué hay de mi, consentida? -

Al levantar la vista, Helena estaba de brazos cruzados sonriendo leve y mirándome.

- ¿Qué supones? -

- Ayudarte, y hacerte de guardaespaldas ¿Qué dices? -

- ¿Quieres hacer esto? Porque te pediré cosas terribles y peligrosas -

- Querida... estuve haciendo tareas por Alessandro, ya estoy acostumbrada -

- Está bien, tú también vendrás con nosotros, será mejor que empaques -

Ella asiente y entonces Fran aparece.

- Señorita, ya están esperándola -

- Bien, déjenme ir por algo -

Ellos asienten y yo salgo casi corriendo hasta la habitación para apresurarse. Rebusqué entre mis cosas y encontré la lista de números de los aliados de Alessandro, los corté y separé en tres bolsas y entonces fui hasta donde todos esperaban.

- Bien, seguro que saben que estamos por separarnos de todos. Quiero que cada uno tenga uno de estos papeles - Les di las bolsas a unas chicas quienes las repartieron rápidamente - En cada papel hay un número y nombre, su deber ahora es encontrar a aquellas personas y pedirles que nos apoyen. Necesitaremos gente -

Todos miraban los nombres y números en los papeles que les habían tocado y la mayoría los comenzó a guardar en sus teléfonos.

- Cuando confirmen que nos ayudarán manden un mensaje corto, tal vez un "Sí" para no decir de qué pero nosotros lo sabremos, por si las dudas -

Todos asienten comprendiendo lo que tenían que hacer y yo sonreí.

- Eso es todo, gracias por ayudar. Nos veremos en algún momento -

- ¡Si, Señorita! -

Yo miré a Helena.

- Debo irme y hacer algo -

- ¿Qué cosa? -

Sonreí y apoyé mi mano en su hombro.

- Morir -

EL TRATO QUE NOS UNEWhere stories live. Discover now