Capítulo 2

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Capítulo 2

¿OTRA VEZ TÚ?

Molesta, hizo a un lado aquel libro que no le servía para nada. Pero que aun así debía estudiar si no quería causarle un disgusto a su padre. Respiró y volvió a tomar el libro para releerlo y así entender de lo que se trataba. No solo tenía el examen en puerta, sino que debía prepararse para las próximas audiciones.

Alguien le sirvió otra taza de café y al levantar la mirada se encontró con la sonrisa radiante de Sofía. Quien ya se encontraba bien después de una semana de reposo.

― Te veo nerviosa― comentó su amiga.

Kagome suspiró y miró con tristeza a su amiga, quien tomaba asiento a su lado. Cada vez que venía a esta cafetería, se la pasaba sola, triste. No tenía muchas amigas a quienes contarle sus penas. Si, tenía a Sango y Ayame, pero ellas no eran sinceras, únicamente se la pasaban hablando de moda, compras, zapatos y maquillaje. Algo que a ella francamente no le interesaba. Después conoció está cafetería de manera accidental, le agradó el ambiente y cuando conoció a Sofí todo cambió. Era como si ambas se necesitaran mutuamente.

―Tengo un examen, no logro entender nada y por si fuera poco en dos semanas son las audiciones para el Cisne Negro.

Sofía esbozó una sonrisa al ver a su amiga, recargó una mano en la de ella y la miró fijamente. Estaba agradecida con Kagome por todo lo que había hecho sin recibir nada a cambio.

―Sé que te irá bien en las audiciones. Además, estaré ahí para darte ánimos.

Kagome asintió y le regresó la sonrisa.

― Además, ya sabes que hacer en cuanto a estudiar.

Kagome suspiró y negó con tristeza. Eso nunca iba a pasar.

―Sabes que no es fácil, Sofí. Mi padre es complicado, me desheredaría.

― ¿Y tienes miedo de eso? ― inquirió astuta ― ¿Quedarte sin dinero y verte obligada a trabajar?

Ella se mordió el labio ante aquel cuestionamiento. Su amiga tenía una vida complicada, ella trabajaba para sobrevivir, mientras que, en cambio, solo recibía cada quincena una mensualidad por parte de la empresa de su padre.

―No tengo miedo a eso ― respondió ― Sino a decepcionarlo.

―Kagome, tu sueño es ser bailarina profesional. No dejes eso truncado solo porque tu padre desea verte tomar las riendas de su empresa. Debes tomar decisiones por ti misma y no que los demás las hagan por ti.

Asintió ante tal consejo, Sofía tuvo que retirarse debido a que un cliente clamaba sus atenciones. De nueva cuenta se concentró en su estudio y como debía resolver una maldita formula que no encajaba.

Alguien ocupó un lugar después del de ella, si darse cuenta de que un par de ojos dorados la miraban intensamente de tras de unas gafas de sol.

―Así que la señorita mal educada estudia. Eso es nuevo.

Kagome frunció el cejo y levantó lentamente la cabeza. Si esperaba no volver a ver al jefe de su amiga, estaba rotundamente equivocada. En un principio deseó contestarle, pero ya se había denigrado mucho en el hospital. Lo mejor sería ignorarlo y concentrarse en sus libros. Después de todo faltaba media hora para entrar a las clases de ballet y solo estaba a la vuelta de la esquina.

―Hice un comentario. Al menos responder.

―No tengo porque responder a su insolencia, señor arrogante.

PORQUE ERES MÍA Where stories live. Discover now