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—Tan apretado.—Louis gruñó contra el oído de Harry, descargando su furia en el agarre que tenía en sus caderas, en mantenerlo quieto entre la pared de la piscina y su cuerpo.

El agua fría era un alivio para la calentura que desprendían sus cuerpos.

Harry sentía que estaba en una nube, pues Louis encima le había dado un par de azotes y le terminó por colocar esas pinzas para los pezones que eran placer total cada vez que rozaban contra las losetas.

Tal vez, y sólo tal vez, el hecho de que Harry le hubiera confesado su amor así de brusco y en medio de una pelea que sabría que tendría el peor final, le dio a Louis el empujón que necesitaba para tomarlo del cuello y comerle la boca de un beso, para recorrer su cavidad bucal con su lengua hasta que el aire les faltara, hasta que escuchara a Harry sollozar porque eso le encantaba tanto que lo ponía, que le hacía poner la piel de gallina porque la excitación no le entraba en el cuerpo.

Louis aún recordaba vívidamente lo placentero que fue azotar a Harry. El hecho de golpearle las mejillas con tanta fuerza porque era su manera de descargarse, y que encima ambos sintieran sus miembros endurecerse debajo de sus ropas interiores porque les encantaba golpear y ser golpeados.

Harry amaba cada revolución en su cuerpo sólo porque Louis era quien la generaba.

Justo como en ese momento, cuando le sostenía las mejillas para poder mantenerlas abiertas y enterrarse profundamente en él, cuando arremetía contra su cuerpo repetidas veces, con tanta vehemencia que le impedía respirar con normalidad, que le desequilibraba todos los sistemas y lo hacía temblar debajo del agua.

El sonido de sus cuerpos rebotando dentro de esa piscina era tan obsceno que incluso era asqueroso de escuchar. Para colmo, el lugar entero reproducía ecos de los gruñidos de Louis y los gemidos agudos de Harry, y ambos agradecían el que sus oídos no estuvieran prestando atención a eso.

—Sos mío, ¿entendiste? Sos mi nene, de nadie más.—le habló entre dientes, deslizando su mano a través de todo su torso para tirar un poco de la cadena que colgaba de los pezones de Harry antes de viajar hasta su cuello y ahorcarlo.

Lo apretó tan fuerte que la espalda de Harry se pegó contra su pecho, y sus manos, que estaban sobre las losetas, se aferraron a ellas como si sintiera que caería al vacío si se soltaba.

—Más, papi.—Harry gimió, pidiendo algo que no sabía qué era.

Louis dejó caer su cabeza hacia atrás en el momento en que lo escuchó clamar por más, embistiéndolo con una fuerza que no le gustaba usar en él, porque quería que siempre fuera lento y tierno.

Louis quería hacerle el amor, porque era con la única persona que sabía hacerlo.

Y de nuevo en ese cuarto, se desnudaron piel a piel, se desgarraron y se entregaron a las ganas y al placer.

Y era imposible no hacerlo cuando sus cuerpos se buscaban, cuando se necesitaban de tal manera que ante el mínimo roce de sus pieles ya estaban hirviendo en libido y en ganas de comerse.

Louis salió lentamente del interior de Harry, sin avisarle y perdido en la nebulosa en la que se encontraba cada vez que tenía a Harry gimiendo por él, y lo sostuvo de la cintura para subirlo sobre el piso otra vez, a sabiendas que estaba a un par de embestidas de acabar y no quería que la gente de limpieza se enterara de las cosas que hacía con su nene.

Utilizó sus manos para impulsarse y subir por la pared de la piscina y se encaramó sobre Harry, apoyando sus antebrazos a cada lado de su cabeza.

Lo sostuvo de las mejillas y le buscó los labios, uniéndolos en un beso lento y tranquilo, mientras se introducía con la misma intensidad dentro de él, otra vez.

Lo mejor del amor. [L.S] ✔Where stories live. Discover now