Amor de Verano [PAUSADA]

7# EL COCHE ESPÍA

Lunes, 23 de agosto de 2021

El resto del día se ha pasado en un abrir y cerrar de ojos. Sin haber hecho gran cosa ha llegado la noche.

Simón ya ha cenado y se prepara para salir un rato con la gente que ha conocido esta mañana en la piscina.

Sale de la ducha y se seca energéticamente. Se lava los dientes y acto seguido, se dirige hasta el armario de su habitación. Lo abre y empieza a buscar entre su ropa, pensando en su outfit para esta noche.

Normalmente suele tardar más en decidirse, pero hoy enseguida lo tiene claro. Se pone una camiseta blanca de manga corta, con un pequeño diseño en la parte delantera y unos pantalones oscuros.

Apenas termina de vestirse, cuando suena una notificación de su IPhone. Es un mensaje de Alfredo: "Ya estoy aquí. ¿Llamo?"

Simón responde apresuradamente. "No, ya salgo". Se echa un poco de colonia, se pone unos calcetines, sus zapatillas blancas, la mascarilla y sale escopetado.

—Me voy —le dice a su madre, que ya está al tanto del tema.

—Vale, no llegues muy tarde por favor —responde Nuria, quien aunque se alegra de ver animado a su hijo, le preocupa que salga por el pueblo hasta las tantas.

Simón hace un gesto de aprobación con el pulgar y sale rápidamente.

Alfredo le está esperando justo en la puerta, con el móvil en mano y aparentemente mandando un audio, aunque no llega a escuchar nada de lo que dice.

—Hola —dice el chico, que no sabe bien como saludar.

Simón le guía enseguida, chocando el puño con él. Alfredo empieza a andar y el otro le sigue a su lado.

—El resto ya nos está esperando. El parque está aquí al lado, a unos cinco minutos —comenta el chico para romper ese incómodo silencio.

—¿Cuántas personas sois? —pregunta Simón, algo abrumado por la posibilidad de encontrarse con un montón de gente desconocida.

—De nuestra peña ahora solo estamos en el pueblo seis. Algunos aún están fuera de vacaciones, aprovechando esta última semana.

Eso mismo estaría haciendo él en este momento. Sin embargo, aquí se encuentra, en el pueblo viéndose obligado a quedar con unos desconocidos para conseguir que se le hagan amenos los días que esté aquí.

—Luego hay más gente por esa zona. Casi todos se reúnen allí por la noche porque se está fresco por el césped y hay muchos bancos y sitios para sentarse —continúa diciendo Alfredo.

—Hombre, no sabéis ni nada —contesta Simón.

Cuando se quieren dar cuenta, ya han llegado al parque. En uno de los bancos se encuentra Tatiana, junto con otras dos chicas, que charlan con un tono de voz elevado, mientras comen pipas.