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Obligaciones, estatus social y privilegios de clases, esas eran las palabras con las que habia crecido, aunque hubo una época en la que todo era distinto, todo era de diferentes colores, no todo era blanco o negro, bueno o malo, ricos o pobres, ser suficiente, ser la heredera que la empresa necesita, solo podía ser Hinata sin el peso de su apellido.

Su madre, era una mujer cálida y sonriente, a veces demasiado alegre que su padre siempre hacia ademanes para que guardara la compostura, pero rara vez ella obedecía, su padre siempre la regañaba como si fuese una niña pequeña, pero su madre siempre lo desafió. A ella la educó con amor, con la mentalidad de una mujer que, no veía distinción entre las personas, a ojos de ella, todos merecían respeto, nadie era menos que otra, mucho menos si era por cuestión de clases sociales. Hinata creció de esa manera, ella respetaba los ideales de su madre y tal vez, su destino hubiese sido distinto si, lamentablemente, el cáncer no hubiera reclamado su vida.

¿Qué pensaría su madre de ella actualmente? ¿Aprobaría que su padre quisiera casarla con el mejor prospecto? ¿Estaría orgullosa de ella a pesar de no haber logrado nada relevante? ¿La amaría a pesar de solo ser la hija rica de una familia privilegiada? ¿Qué pensaría de Sasuke? Sasuke...

Todas esas preguntas, rondaban por su cabeza mientras sentía las manos de Sasuke acariciar su piel bajo el agua, sus manos eran grandes, fuertes y ligeramente callosas, lo que le indicaba que, a comparación de otros chicos que conocía, Naruto en específico, él seguramente habría hecho trabajo físico, nadie lo haría por él, él no era como ella ni como nadie de su círculo social de jóvenes herederos.

Las manos de Naruto eran suaves y siempre se deslizaban sobre su piel con delicadeza y suavidad, las manos de Sasuke no eran suaves y se deslizaban en su piel con cierta brusquedad, lo que en vez de asustarla, comenzaba a excitarla cada vez más. La abstinencia, eso se repetía en su mente, esa era la razón válida para que su cuerpo estuviera cediendo a sus bajos deseos, a comportarse como una desvergonzada.

Cuando Sasuke desató los listones de los costados de su braga, reprimió un pequeño grito de sorpresa, pero no tuvo ni el mínimo deseo de detener sus acciones, no lo quería, deseaba que sus manos recorrieran su cuerpo como él quisiera, ella no pondría objeción, cada segundo el deseo se avivaba, como una pequeña flama que la quemaba poco a poco por dentro.

Nublado completamente por el deseo, Sasuke besaba el cuello húmedo de Hinata, su aroma embriagaba sus sentidos y la poca sensatez estaba al borde de caer al precipicio del deseo, en donde ya no pensaba, ya no racionaba, lo único que quería era sentirse dentro de ella, hacerla suya como muchas veces lo imaginó.

Llevó sus labios a los labios de Hinata, callando los leves gemidos que escapaban de aquella seductora boca, ella le rodeó el cuello con fuerza, sus senos, aún cubiertos por el sostén rosa de encaje, chocaron con su pecho, entonces sintió la necesidad de poder sentirlos, deseaba poder saber cómo se sentían en sus manos.

Blue jeansWhere stories live. Discover now