Capítulo 36

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PETER

El móvil comienza a vibrar en el bolsillo trasero de mis pantalones. Me remuevo lo más que me deja el cinturón de seguridad mientras miro al frente, al coche que justo va delante de nosotros: Rochi, Pablo y Amber van dentro. Euge, por el contrario, va en la parte trasera con nosotros pendiente de quitarse las pelotillas que su chaqueta origina.

—Me vas a dar de sí el cinturón — protesta Vic a mi lado, al volante.

Consigo sacar el móvil y lo desbloqueo viendo el nombre de Lali en la pantalla junto al mensaje que lo acompaña:

«Vuelve, te necesito».

Frunzo el ceño y lanzo mi mano al brazo de mi amigo inmediatamente.

—Da la vuelta.

—¿Qué? Ya estamos cerca de casa de Amber. Sea lo que sea puede esperar — niega contrariado.

—¡Da la puta vuelta ahora! — mi hermana da un bote en el asiento trasero —Al bar, vamos.

—No me jodas... De acuerdo, de acuerdo — maldice por lo bajo jugando con las luces para avisar a nuestros amigos de un cambio de planes.

—¿Qué ocurre en el bar, Peter? Es Lali. ¿Verdad? ¿Está bien? — pregunta Natalie asomando la cabeza dejándome ver su preocupación.

—No lo sé, solo quiero asegurarme.

Bajo del coche incluso antes de que Vic pare del todo cuando llegamos al aparcamiento. Les digo que esperen fuera mientras comienzo a caminar con paso apresurado.

Una vez abro la puerta, busco alrededor no dando con Lali. Tenso la mandíbula recorriendo todo el establecimiento. Miro en los baños, en la despensa, en todos los lugares posibles... La llamo, pero no hay respuesta.

Salto la barra de un salto y observo a través de la pequeña apertura de la puerta de la trastienda. Solo consigo vislumbrar a dos sombras. Por un momento pienso que puede ser alguien ahí dentro, pero cuándo doy un paso atrás para seguir buscando por otro lado, escucho un sollozo. Un sollozo que me resulta muy familiar.

Mis puños se aprietan a ambos lados de mi cuerpo. Abro la puerta sin ningún cuidado, acercándome hasta la espalda del tipo que tiene acorralada a Lali en una esquina. Mi sangre hierve, siento ganas de matarle cuando puedo ver gracias a la luz cómo su mano se pierde por debajo de su falda.

Sin perder un segundo más, cojo la banqueta de madera que hay a un lado tirada, y deshago el resto de distancia hasta ellos. Sin querer medir ni controlar mi fuerza, impacto la banqueta contra la espalda del tipo haciendo que suelte a Lali y caiga al suelo gritando dolorido.

Lali se deja escurrir por la pared llevándose las manos a la garganta respirando con irregularidad. Solo verla así hace que no pueda controlarme, ni siquiera contenerme. La doy la espalda para evitar que vea, y me pongo sobre él. Mi puño toma todo el control de mi cuerpo y descargo toda mi rabia.

Una, dos, tres... Diez... Quince. Su rostro está cubierto de sangre, su nariz y labio rotos y mis nudillos doloridos.

Un ligero tirón en mi camiseta me obliga a regresar a la realidad. Toda mi rabia sigue contenida, pero se evapora en cuanto giro la cabeza viendo el rostro de la chica que me observa asustada.

Sus mejillas están mojadas por completo, el rímel se ha corrido y tiene ligeras marcas rojas a lo largo de la piel de su cuello. Me acerco a ella, acoplando mis manos en su mejilla intentando que me mire.

—Ya está, estás bien. Estás conmigo, nena. Respira conmigo — intenta asemejarse a mi respiración, pero solloza de nuevo cuando intenta hablarme —Escúchame, tenemos que salir de aquí. ¿Puedes andar?

timeless- laliterWhere stories live. Discover now